Las dataciones en el Abri Castenet (Francia) han proporcionado las representaciones rupestres más antiguas de Francia conocidas hasta el momento, junto con la famosa cueva de Chauvet (un más recientes). Chauvet fue descubierta en 1994 durante una exploración geológica y su datación por medio de carbono 14 supuso una auténtica revolución ya que retrasaba la aparición de las representaciones rupestres hasta hace 32.000 BP. , además de romper con los supuestos evolucionistas en la interpretación de las representaciones parietales. Los sistemas de clasificación del arte suponían una evolución estilística desde las formas más sencillas a las más complejas, con una explosión de las formas naturalistas durante el tecnocomplejo Magdaleniense de los paneles complejos y la bicromía, ejemplificados en los techos de Lascaux y Altamira entre otras. Sin embargo, las características técnicas y la maestría observadas en las representaciones rupestres magdalenienses ya estaban presentes en Chauvet casi 20.000 años antes. En sus paredes se pueden observar algunas de las representaciones más impresionantes de caballos, rinocerontes, leones, mamuts o incluso una lechuza.
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Gran panel de Chauvet |
El Abri Castenet es un
yacimiento arqueológico sito en Sergeac (Dordoña-Francia), en la
ribera del río Vézerè, junto con otros abrigos rocosos como el
Abri Blanchar (que proporcionó uno de los escasos calendarios
paleolíticos documentados). Tiene una profundidad de 23 m y una
anchura de 8,5 m. El yacimiento fue excavado por primera vez en las
primeras décadas del s.XX por Denis Peyrony y según su primer
investigador presentaba dos niveles de ocupación auriñaciense
separados por un nivel estratigráfico arqueológicamente pero con
bloques desprendidos del techo con evidencias de representaciones. El
registro arqueológico era rico en industria ósea en el primer nivel
de ocupación, con cientos de adornos personales (conchas y dientes
perforados...), evidencias de la capacidad simbólica de los grupos
auriñacienses, mientras que el segundo nivel de ocupación mucho más
pobre a nivel arqueológico contaba con la presencia de bloques del
techo con grabados de al menos cuatro vulvas femeninas y restos de
figuras animales en rojo y negro imposibles de definir en la
actualidad.
Los nuevos datos
obtenidos a partir de la revisión de la excavación antigua y las
realizadas en campañas actuales han sido publicados en la revista
científica “Proccedings of the National Academy of Sciencies”
por el equipo internacional de investigación (encabezado por Randall
White) encargado de los trabajos en el sitio. Los resultados unifican
los dos niveles antiguos en un único periodo de ocupación datado en
su inicio en 37.400 y en su final en 36.700 BP. Para su datación se
uso C14 en restos óseos animales. El origen de la nueva datación se
remonta a la campaña arqueológica de 2007, en la cual varios
bloques de caliza desprendidos al colapsar el techo original fueron
documentados en contacto con la superficie del nivel arqueológico
auriñiaciense. Los bloques presentaban grabados y restos de ocre de
las figuras representadas similares a las definidas por Peyrony, con
la salvedad de que puede intuirse un bisonte grabado en bajorrelieve.
Estos datos y el colapso del techo dejan pocas dudas acerca de quien
eran los autores de aquellas primigenias (por el momento)
representaciones, los hombres y mujeres del tecnocomplejo
auriñaciense. La principal conclusión que extrae Randall,
especialista en simbolismo moderno, es que las representaciones de
Abri Castenet estarían relacionadas con la vida cotidiana de los
auriñacienses.
Una reflexión
personal
El Auriñaciense
generalmente se asocia a Homo sapiens sapiens, pero
son escasos los restos óseos exhumados en los niveles arqueológicos
de este tecnocomplejo, apenas dos mandíbulas sapiens con rasgos
arcaicos. Los demás restos corresponden piezas dentarias que en un
porcentaje de un 85% corresponden a sapiens, mientras que un 15% se
han asignado a neandertal. Sin embargo, los dientes no son marcador
muy fiable. Estos datos reafirman la autoria de HAM del arte paleolítico. En algunos yacimientos los tecnocomplejos auriñacienses
y chatelperronienses se intercalan y estas dataciones tan remotas
abren la posibilidad de que los neandertales hubiesen conocido esas
representaciones y quién sabe si en algún caso imitarlas.