El
lenguaje es un rasgo únicamente presente en el ser humano, por lo
tanto en la espinosa definición de las difusas fronteras que
permiten especificar a un animal como un ser humano una de las
piedras angulares es la capacidad de comunicación verbal, nos
define. Estamos ante un problema complejo de interpretar en la
arqueología, ya que uno de los aspectos más complicados de rastrear
en nuestro pasado evolutivo es la emersión de ese lenguaje complejo
y simbólico en el ser humano. Las palabras y su expresión física,
es decir, los sonidos se esfuman sin dejar su impronta en el registro
arqueológico, no fosilizan. Sabemos que algunos de los simios
actuales tienen actitudes comunicativas significativas, para ello son
capaces de dominar un importante número de símbolos, pero en
cualquier caso muy limitado a unos pocos centenares de símbolos y
esto no puede considerarse un verdadero lenguaje complejo sino un
mero sistema de comunicación.
No
abordaremos la cuestión del origen del lenguaje en el presente
artículo, sino que nos centraremos en la discusión de si el hombre
de Neandertal fue poseedor de la capacidad de comunicarse entre
iguales valiéndose de un lenguaje complejo, al mismo nivel que el
empleado por el Homo sapiens, lo cual supone una ventaja
adaptativa respecto al resto de animales. Para ello analizaremos las
posibles pruebas fósiles (aunque sean indicios indirectos),
culturales, genéticas y anatómicas que poco a poco van arrojando
luz a un tema aún controvertido y lastrado en determinados casos por
los prejuicios hacia las capacidades intelectuales de Homo
neanderthalensis.
Lenguaje
neandertal
Durante
un periodo largo de tiempo la comunidad científica negó la
capacidad de comunicación mediante un lenguaje complejo a los
neandertales. Esta situación fue heredera y fiel reflejo de los
prejuicios con los que desde su descubrimiento se caracterizó a esta
población humana, atribuyéndole rasgos simiescos y capacidades
intelectuales muy limitadas. Sin embargo, el avance en las
investigaciones ha ido desmintiendo esa supuesta incapacidad
neandertal para comunicarse con un lenguaje verbal. No parece
descabellado plantear que en la actualidad la discusión se centra en que grado se desarrolló ese lenguaje complejo en las poblaciones neandertales.
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Tracto sapiens y neandertal |
La
reconstrucción del aparato vocal, la laringe y la faringe demostró
(según algunos investigadores como Lieberman) algunas diferencias
entre el sistema fonador sapiens y neandertal, lo que en un principio
permitió a parte de los investigadores construir una nueva negación
disfrazada de matizaciones con respecto a la postura anterior: Homo
neanderthalensis tendría cierta capacidad de lenguaje pero no
podría articular tantas vocales como el hombre anatómicamente
moderno (solamente a, i, u) por lo que su lenguaje sería mucho menos
complejo y forzosamente complementado por un lenguaje gestual. En
opinión de estos autores los neandertales no poseían un tracto
vocal de carácter moderno, sino que se asemejaría al tracto
infantil de los Homo sapiens, edad en la que como el resto de
mamíferos aún podemos beber/comer y respirar a la vez sin riesgo de
atragantarnos. Hoy en día están prácticamente refutadas estas
ideas. Una reconstrucción de la base craneal no del todo acertada
conllevó este tipo de conclusiones erróneas acerca del aparato
vocal de los neandertales. Para argumentar la deconstrucción de esta
teoría se recurre a varios fósiles craneales pertenecientes a Homo
heidelberguensis como son los especímenes de Steinheim,
Petralona o Atapuerca, en los cuales se observa con certeza una base
craneal de características modernas. Resulta muy difícil de aceptar
que los neandertales hubiesen perdido en el proceso evolutivo la
capacidad de producir un lenguaje moderno, similar al de Homo
sapiens, cuando ésta ya había sido adquiridas por las
poblaciones europeas hace más de 500.000 años y representa una
ventaja evolutiva evidente. Estas poblaciones europeas son los
ancestros directos de los neandertales, los cuales evolucionaron en
condiciones de aislamiento en las tierras europeas cubiertas por el
hielo. Además en la fonación interviene un hueso muy frágil y
difícil de conservar: el hioides.
Un
hueso clave
En
el Próximo Oriente en el yacimiento israelí de Kebara se documentó
en 1982 uno de los esqueletos más completo del registro neandertal,
el conjunto fue recuperado en conexión anatómica, y entre los
fósiles óseos se recuperó el hueso hioides, presente en el aparato
fonador y que sirve como anclaje a los músculos de la garganta,
jugando un papel clave en la fonación. Su análisis constató que
era prácticamente indistinguible del hioides de un ser humano
anatómicamente moderno, hecho que se confirmó en la sierra de
Atapuerca con la documentación de otros dos hioides correspondientes
a preneandertales. La asociación del hioides con su mandíbula en el
caso del yacimiento de Kebara permite un cálculo bastante exacto del
tamaño de la laringe, la faringe y su relación con la base craneal,
evidenciando un aparato fonador de aspecto moderno. Numerosos
investigadores han recurrido a este argumento para apoyar la tesis de
la capacidad comunicativa de los neandertales a partir de un lenguaje
complejo y articulado, basado en la capacidad de pronunciación de
las mismas vocales que el hombre moderno. Por otra parte la distancia
entre dos huesos vomer y occipital es similar entre sapiens y
neandertal. Pero en palabras del investigador Tobias no es la
garganta la que habla, sino el cerebro, por lo que son necesarias
otras evidencias.
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Hiodes neandertal |
No
es este hioides el único hueso fósil que nos admite comprobar
indicios del lenguaje complejo en estas poblaciones humanas. Aunque
el cerebro no fosiliza, si deja marcas de su forma en el neurocráneo
que nos aportan una información muy relevante. Un reciente estudio
de los fósiles euroasiáticos del Pleistoceno(neandertales) llevado
a cabo por dos investigadores vinculados con el yacimiento burgalés
de Atapuerca (Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martinez) puso de
manifiesto un importante desarrollo dos áreas cerebrales
relacionadas con la ejecución y comprensión del lenguaje, el área
de Wernicke y el área de Broca. Es decir, los neandertales ya habían
desarrollado las zonas relevantes del cerebro que permitirían la
ejecución de un lenguaje complejo.
Recurriendo
a la genética
La
adquisición del lenguaje por parte de los niños sin apenas esfuerzo
durante sus primeros años de vida es explicada por Noam Chomsky a
partir de una capacidad innata transmitida genéticamente que permite
conocer la estructura profunda de la gramática, esta estructura
constituiría la base común compartida por todas las lenguas. Si la
gramática profunda de las lenguas se transmite genéticamente esta
puede ser rastreada por la paleogenética. El gen responsable del
habla en el Homo sapiens se conoce como FOXP2, y este fue
reconocido en poblaciones neandertales recientemente en el estudio
genético de dos individuos neandertales procedentes de la cueva
asturiana de El Sidrón (43.000 B.P.). La consecuencia es clara, si
Homo neanderthalensis no contaba con ningún impedimento
físico para la producción de sonidos y además en su bagaje
genético estaba presente el gen del habla, sólo los prejuicios
acientíficos permiten seguir negándolo. La pregunta es la
siguiente, ¿el gen FOXP2 procede de un antecesor común, del
intercambio genético entre sapiens y neandertales hace 50.000?¿Pero
la vida de los neandertales requeriría un lenguaje complejo?.
Una
certificación cultural
Sabemos
que los grupos humanos neandertales formaban sociedades complejas,
que habitaban cuevas y abrigos, pero también lugares al aire libre
donde formaban pequeños asentamientos temporales con cabañas.
Dividían los espacios funcionalmente, con hogares como en el Abric
Romaní en Cataluña, talleres de talla lítica, zonas de
descuartizado de animales. Culturalmente son los autores de dos
industrias líticas, el musteriense del Paleolítico medio y el
Chatelperroniense (transición al comportamiento complejo), que
requieren una planificación previa de la talla, además usaban
adornos personales como los colgantes y enterraban a sus congéneres
de forma ritual, cuidaban de las personas mayores y de los
discapacitados, usaban plumas como demarcadores étnicos o tribales
así como pigmentos como el ocre. No parece posible que una sociedad
compleja y simbólica como la que se refleja en las prácticas
culturales descritas someramente sea viable sin la articulación de
un lenguaje complejo que permita la transmisión de conocimientos y
tradiciones de una generación a otra. El uso de un lenguaje complejo
es indispensable en la planificación de la caza en grupos que
practicaban. Y por último, hoy sabemos con certeza que se produjo
una interacción y intercambio de genes con los cromañones, no
resulta muy coherente pensar en esa interacción entre un grupo con
lenguaje y otro sin él.
Un
paso más allá
Con
este repaso a las pruebas con las que contamos para acercarnos a la
capacidad comunicativa de neandertal por medio de un lenguaje
articulado negarla rozaría el absurdo, pero no es esa la cuestión
en la actualidad, sino hasta que punto dicha capacidad fue
desarrollada por los “europeos del pleistoceno” porque no es lo
mismo poseer la capacidad que llevarla hasta las últimas
consecuencias. En este punto entran en juego las culturas
neandertales que supusieron la transición del Paleolítico medio al
superior, es decir la emergencia del comportamiento moderno y estas
son el chatelperroniense y el ulizziense. Estas muestran una
importante evolución hacia los comportamientos modernos, sin embargo
no alcanza los niveles de los yacimientos asociados a sapiens. ¿Se
puede asociar de forma inequívoca las manifestaciones simbólicas a
un lenguaje complejo?. De ser así neandertal tendría un lenguaje
menos complejo (menos desarrollado, no menos capacidad) que los
sapiens. Sin embargo, las manifestaciones simbólicas de neandertal
son aún tema controvertido, se conocen cada vez mejor a medida que
avanzan las investigaciones, por lo que un lenguaje neandertal
complejo al nivel de sapiens es una posibilidad a demostrar.