viernes, 24 de febrero de 2012

Nerja: el dudoso arte neandetal en el Paleolítico superior

Las polémicas dataciones del arte en la cueva de Nerja.

La primera vez que la arqueología como ciencia tuvo noticias de la especie de ser humano que posteriormente reconoceríamos como Homo neanderthalensis corría el año 1829. El hallazgo tuvo lugar en la región belga de Ingis y a este le sucedería un nuevo cráneo de neandertal adulto, que se localizó en 1848 en la Península Ibérica, en una de las cuevas emplazadas en el peñón de Gibraltar conocida como Forbes. Sin embargo, esos primeros restos del “nuevo hombre” no alcanzarían la trascendencia que para la ciencia escondían hasta que en el año 1856 nuevos hallazgos fósiles (una calota craneal y varios huesos del esqueleto postcraneal) en el valle alemán de Neander (Düsseldorf)  revelaron una forma diferente de ser humano, un nuevo homínido muy próximo al Homo sapiens. Los círculos científicos de la época hablaban de uno de los eslabones perdidos entre el ser humano y el mono. A partir de este momento se iban a suceder diferentes descubrimientos de neandertales a lo largo de casi toda Europa y Oriente Próximo a la vez que se iba reconstruyendo una imagen grotesca de los neandertales, fruto por igual de los prejuicios de los científicos, impregnados por el paradigma creacionista e incapaces de aceptar otra especie humana que estuviese a la altura de Homo sapiens debido a la visión casi omnipotente impuesta por la intolerancia de la Iglesia de una Tierra creada por Dios, y de la falta de datos junto con la escasa precisión de los estudios realizados. La publicación tres años después de los hallazgos de Neander de la obra de Charles Darwin acerca del origen de las especies supuso la primera quiebra de la visión cristiana del origen de la vida, de la cual ya no se recuperaría.

Del hombre-mono a los estudios genéticos


Una vez aceptada la existencia de un ser humano anterior al Homo sapiens comenzó la caracterización de la nueva especie fósil. A principios del siglo XX la imagen de los neandertales proyectada por la comunidad científica era simiesca y brutal, con escasas capacidades intelectuales y emocionales, más cerca de los comportamientos animales que de los humanos, deforme y feo. Esa imagen tan grotesca como irreal prevaleció durante gran parte del siglo, y aún hoy es común entre las masas populares y el público no especializado. Sin embargo, la acumulación de nuevos descubrimientos arqueológicos y el desarrollo de nuevas técnicas de estudio han derrumbado esa imagen como las olas a un castillo de arena. Hoy conocemos las altas capacidades intelectuales y físicas de los neandertales, quienes enterraban a sus muertos con ofrendas, cuidaban de sus semejantes que sufrían la vejez o la discapacidad, empleaban adornos personajes como colgantes de hueso o conchas, cazaban en grupo, dividían los espacios de las cuevas de forma funcional como demuestran los hogares del Abric Romani (Cataluña) o la cama de productos vegetales documentada en la cueva lebaniega de L´Esquilleu (Cantabria), situada junto a un hogar.
               
Pero más allá de las pruebas arqueológicas los estudios de genética aplicados a los fósiles de neandertales han logrado descifrar gran parte de su genoma, aportándonos datos valiosísimos. La reconstrucción del ADN neandertal nos permite conocer que los descendientes de las poblaciones europeas y asiáticas compartimos hasta un 4% de genes neandertales, que el gen del lenguaje (FOXP2) está presente en estas poblaciones, lo cual deja pocas dudas de que empleaban un lenguaje complejo, que la presencia del gen MC1R les proporcionaba una piel pálida y poco velluda, propia de las tierras con escasa insolación o que habrían tenido el cabello rubio y algunos de ellos cobrizo, incluso conocemos la presencia del gen ABO relacionado con los grupos sanguineos.

La última frontera neandertal

Aunque estos y otros muchos datos arqueológicos nos proporcionan una imagen neandertal cercana, profundamente humana, convertida casi un espejo en el cual palparnos, todavía hay científicos que niegan cierto umbral de humanidad a los neandertales, anclados en los viejas teorías se muestran incapaces de aceptar ese golpe de humildad que supone para el Homo sapiens, la especie elegida…que el neandertal tuviese una capacidad cognitiva similar a HAM.
           
Y en la última frontera neandertal arguyen, cierto es que en base a una mezcla entre  prejuicios y la falta de pruebas concluyentes con las que se cuenta hasta ahora, que las representaciones rupestres (mal llamado arte paleolítico) son obra del Homo sapiens, y que Homo neanderthalensis carecería de sentido estético  y simbólico.
           
La evidencia de que los neandertales fueron capaces de plasmar sus ideas a través de representaciones rupestres es posible que sea una cuestión de tiempo o no, pero uno de los primeros en plantear abiertamente esa hipótesis en base a ciertas pero no concluyentes pruebas científicas (indirectas) ha sido el especialista en arte prehistórico y profesor de la Universidad de Córdoba José Luis Sanchidrian, quien recientemente ha aportado interesantes datos de sus estudios en la cueva de Nerja (Málaga), donde dirige los trabajos de conservación.

Sus planteamientos: seis focas pintadas por los neandertales

La cueva de Nerja es una de las más brillantes cuevas con representaciones rupestres de la Península Ibérica, descubierta en 1970. Entre sus figuras se encuentran 6 representaciones en rojo que inicialmente fueron interpretadas como pisciformes pero que en la actualidad existe el consenso de ver en ellas seis focas perfiladas con ocre rojo. Las seis focas se encuentran en un pequeño divertículo en las entrañas de la cueva, al que se llega después de recorrer un kilómetro, y para acceder a él es necesario el empleo de equipos de espeleología.
                
Durante los trabajos de excavación dirigidos por el profesor Sanchidrián se recogieron varias muestras de carbón a unos escasos diez centímetros de las representaciones cuyos análisis han proporcionado dataciones entre 43.500 y 42.300 años (Paleolítico medio), por lo que de ser cierta la relación entre carbones y representaciones, estas serían las más antiguas de la humanidad, un dato ya impresionante de por sí pero que palidece ante la hipótesis planteada por el equipo de investigación: la mano o las manos ejecutoras de dichas representaciones era neandertal. Una revolución científica que derrumbaría uno de los paradigmas más sólidos dentro de la arqueología, que el arte fue creado por el Homo sapiens durante el Paleolítico superior. Los carbones provendrían de las lámparas utilizadas como iluminación para alcanzar un lugar tan recóndito y llevar a cabo las representaciones o bien habrían sido llevados allí por visitantes posteriores por lo que deja abierta la posibilidad de incluso las pinturas sean más antiguas.

Argumentos de la hipótesis

El equipo de investigación basa su argumentación además de las fechas obtenidas por medio del C14 en varios datos. En primer lugar, los únicos restos fósiles conocidos en la zona para fechas tan antiguas pertenecen a neandertales, los cuales perviven en la provincia de Málaga, así como en toda la costa mediterránea murciana y andaluza hasta hace 30.000 años, asociados a la industria musteriense. Para fechas, en torno al 40.000 BP, las únicas evidencias conocidas de Homo sapiens para Europa son los fósiles de la cueva Oase 2 (Rumanía) y los restos arqueológicos indican que la colonización de Europa se produjo de norte a sur, documentándose por la progresiva presencia del complejo de industria lítica Auriñaciense, el cual no llega al sur de la Península hasta hace 30.000 años.  
           
Los restos recuperados en las diferentes excavaciones arqueológicas nos proporcionan información sobre la dieta de los neandertales de la costa andaluza durante finales del Paleolítico medio y principios del Paleolítico superior. Estos neandertales costeros tenían como recurso alimenticio el marisqueo y la caza de focas, hecho que proporciona toda la lógica a la representación de las figuras datadas.
           
Por otro lado, aunque no se ha recuperado ningún fósil neandertal, su presencia en la cueva de Nerja es segura ya que durante la campaña de excavación de 2007 quedó documentada la presencia de industria lítica musteriense, concretamente cuchillos y raederas, fabricada por neandertales. Los niveles estratigráficos donde se localizaron fueron datados en 40.000 BP.
           
La clave para confirmar la hipótesis es la datación de las concreciones de calcita que se han formado encima de las representaciones. Esto permitiría obtener una fecha de referencia a partir de la cual trabajar con una antigüedad mínima para las pinturas, y a la vez confirmar las fechas ya obtenidas por medio del radiocarbono.

Crítica y alternativa

El problema de la hipótesis es que aún no puede ser considerada ni como tal, ya que aún está por publicar junto con el pertinente estudio científico que la avale y permita la pertinente crítica científica. Es cierto que los autores aportan datos sugestivos, pero aún muy poco sólidos aunque razonables.

De hecho, caben otras hipótesis distintas, que la autoría correspondiese a Homo sapiens que hubiesen alcanzado Europa atravesando el Estrecho de Gibraltar y que hubiesen convivido con los neandertales en el sur de la Península entre 15.000 y 20.000 años. Esta tesis rompería con la idea de que la única vía de llegada a Europa se produjo desde Oriente Medio, si bien no hay ningún dato arqueológico ni siquiera que lo insinúe. O bien que los carbones datados nada tengan que ver con las pinturas y se correspondan con dos episodios distintos.


               

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