domingo, 26 de febrero de 2012

Reseña literaria: Okela, espartanos en Cantabria (novela histórica).


“…parte de Cantabria fue sojuzgada por los espartanos. Aquí también está Okellas, ciudad que se dice fundada por Okela…”
Estrabón-Geográfica III,4,3

Esta es una de las citas más misteriosas y desconcertantes de la documentación clásica sobre el pueblo cántabro. Fue escrita por el geógrafo e historiador griego Estrabón a comienzos del siglo I. Por sus escritos conocemos buena parte de los rasgos culturales y etnográficos de los cántabros antiguos y de los acontecimientos históricos de las Guerras Cántabras que permitieron al emperador Augusto cerrar las puertas del templo de Jano y decretar la Pax Romana tras el sometimiento de los cántabros.
Es, precisamente, esta cita la excusa que sirve al escritor cántabro Pedro Santamaria para recrear una magnífica novela histórica ambientada en el 480 a.C. durante los últimos días de la ciudad griega de Esparta antes de que fuese destruida por las tropas del rey persa Jerjes (en la novela), cuyo poderoso ejército avanzaba implacable sobre Grecia, en el contexto de las Guerras Médicas.
Okela es el jefe del ejército espartano protagonista de la historia. Los espartanos, convencidos de la inevitable destrucción de su patria, se reúnen en Consejo y deciden consultar los augurios de los dioses, los cuales hablan de la inevitabilidad del destino espartano y ordenan a Okela, que no muera con honores en la batalla por defender la ciudad como es costumbre entre los espartanos, sino que ha de partir junto a los 300 espartanos más valientes hacia tierras lejanas y desconocidas. Los dioses le encomiendan llevar los bronces de las leyes espartanas y fundar una nueva Esparta junto a las fuentes de Iber en Iberia (“las fuentes del Nilo occidentales”).
En contra de su voluntad, Okela cumple el deseo de los dioses, perdiendo en la guerra a su mujer y su hijo, a sus amigos y a su patria, emprendiendo un apasionante viaje jalonado de peligros y aventuras hasta llegar junto a sus leales soldados a su nueva tierra, que es además la de los irreductibles cántabros, donde comenzará una nueva vida.
El relato ficticio se constituye en el andamiaje perfecto para armar una descripción cuidada y rigurosa de la vida espartana y cántabra, de sus costumbres, sus usos y caracteres. Plantea el libro las similitudes de ambos pueblos, su pasión por la guerra, sus estrategias en el campo de batalla, el desprecio por la muerte, su vida “espartana”, su disciplina, el respecto y el papel de las mujeres en ambos pueblos... El autor otea en el horizonte la posibilidad de que tanta coincidencia, junto a la cita de Estrabón, no sea fruto de la casualidad, pero sin querer caer en la tentación de formular una teoría histórica sobre el origen de los cántabros para la que no se cuenta con pruebas.
En suma, imprescindible lectura para los apasionados de la Historia antigua.

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