Las técnicas del movimiento en el arte paleolítico

Recientemente se ha publicado en la revista Antiquity un interesante estudio que propone otro acercamiento formal al mal llamado arte rupestre, esta vez abordando los intentos del ser humano paleolítico de plasmar sobre las paredes de las cuevas y los abrigos el movimientos de los animales en la naturaleza. El estudio es bastante exhaustivo y cuenta con un gran rigor científico.

Fue desarrollado por el investigador francés Marc Azéma, dependiente de la Universidad de Toulouse-Le Mirail (Francia) y especialista en representaciones rupestres, el cual propone que en algunas de las representaciones se perseguía conseguir un efecto de animación con la deconstrucción de las figuras a partir de dibujos superpuestos y el reflejo de las llamas parpadeantes de las antorchas, efecto potenciado por la sensación en 3D proporcionada por los volumenes de las cavidades. Los resultados de sus análisis fueron publicados en parte durante el 2010 en el libro : “L´art des cavernes en action. Les animaux figurés, animation et mouvement, l´illusion de la vie.”

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El análisis se prolongó durante dos décadas, incluyendo el estudio de doce cuevas, con ejemplos de estaciones rupestres tan representativas como Altamira, Lascaux, La Vache, Chauvet o Foz Coa. Se aislaron 52 figuras en las que se representaban dos o más representaciones de uno mismo animal, consiguiéndose determinar animales en plena carrera, al trote, moviendo la cabeza o incluso en ocasiones la cola.

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Video con las animaciones paleolíticas de Azéma

Los rodetes

Además, el especialista francés propone una nueva interpretación para los rodetes prehistóricos, que son piezas de material óseo perforado en el centro y generalmente grabados con motivos animalísticos o bien geométricos. Suelen tener un diámetro de 5 o 6 cm.

El investigador francés en su hipótesis trabajó a partir de dos rodetes, decorados con un herbívoro en sendas posiciones diferentes, y propone su interpretación como un primitivo taumatropo que al ser sostenido por una cuerda y ser girado proporcionaría la ilusión del movimiento del animal. Los rodetes estudiados provienen del yacimiento de Laugiere-Base (Francia).

Generalmente estos objetos paleolíticos, dentro de un cierto desconcierto acerca de su utilidad, habían sido interpretados como elementos de adorno para colgar o como alisadores. Parece que la nueva hipótesis de Azèma es bastante sólida, despejando algunas dudas.

Una hipótesis interpretativa para el Brujo de Trois-Frères

Es esta, una de las figuras antropomorfas más conocidas del Paleolítico francés. Tradicionalmente ha sido interpretado como un brujo con un arco o bien tocando algún instrumento musical de cuerda.

Los estudios de Azèma acerca de la plasmación del movimiento en las representaciones paleolíticas le han conducido a sostener que la figura antropomorfa forma parte de una escena compuesta por doce imagenes sucesivas en la que se puede observar como se da caza a un grupo de presas. Hasta ahora los expertos entendían que eran un conjunto de figuras que se entremezclaban pero sin ninguna relación entre ellas.