El
arte mobiliar paleolítico utiliza para plasmar el imaginario
colectivo diversos soportes como
plaquetas, conchas, restos óseos o astas de los animales cazados que
además proporcionaban un vital aporte de proteínas y pieles para
protegerse del frío. Es posible que ese mismo universo se reflejará
también en materiales perecederos como madera o pieles que
desgraciadamente no han llegado hasta nosotros por motivos de
conservación.
Bastón perforado de El Castillo |
Una
de esas piezas talladas en asta de cérvido es El bastón perforado
de la Cueva de El Castillo (Cantabria), localizado en el nivel 6 de
su potente estratigrafia datado durante el Magdaleniense Superior
Final (12121 BP). Se puede contemplar en el Museo de Bellas Artes de
Cantabria.
El
grabado fue recuperado durante las excavaciones de principios del
siglo XX por el gran arqueólogo Hugo Obermeier cuando se iban
acumulando los primeros conocimientos acerca de la vida del hombre
prehistóricos. En el mismo se representa un ejemplar de ciervo macho
con especial atención en los detalles como el espectacular astado.
Para el perfilado del contorno han empleado la técnica de grabado
profundo, bastante grosero, mientras que para los demás detalles de
la anatomía el trazo es mucho más sutil, menos profundo y fino.
El
minucioso trabajo del ser humano del Paleolítico puede observarse en
primer lugar en la adaptación de la figura al soporte curvo del
asta, así como en la plasmación de detalles como los ojos, la boca,
la papada, las orejas, los cuartos traseros...
Calco del bastón |
No hay comentarios:
Publicar un comentario