viernes, 13 de junio de 2014

¿Realmente existe el arte paleolítico?. Una discusión sobre ideonidad del concepto.

Este es uno de los temas que abordaremos durante el curso de la #UBU que comenxara el 7 de julio. Aquí tienes la guía didáctica. 

Empezaremos por una definición aproximada del concepto de arte paleolítico. Por tal entendemos las manifestaciones gráficas producidas fundamentalmente por los grupos de cazadores-recolectores durante el Paleolítico superior (40.000-11.000 B.P.), tanto en soportes rupestres (cuevas, abrigos y al aire libre) como mobiliares (pétreos, óseos, astas, conchas...). Estas manifestaciones gráficas están ligadas a la expansión del Hombre Anatómicamente Moderno fuera de África, y en especial por Europa. Sin embargo, también hemos de manifestar la existencia de manifestaciones gráficas asociadas a Homo neanderthalensis y al Hombre Anatómicamente Modernos durante el Paleolítico medio sobre soporte mobiliar.

El concepto “arte” ha sido aplicado a estas manifestaciones desde su documentación en el registro arqueológico a mediados del siglo XIX y sobre todo a partir del último tercio con el descubrimiento de la mítica cueva de Altamira. Arte paleolítico sigue siendo la denominación común que se encuentra tanto en la literatura especializada como en la generalista. Cabe preguntarse si esta denominación es la apropiada para referirse a este conjunto de manifestaciones tan dispares, si no será un obstáculo para una adecuada comprensión del fenómeno,¿ciertamente responde a un fenómeno artístico?. Éste será el tema central de este primer artículo.

Lascaux (Francia).

Para dar una respuesta con rigor hemos de abandonar los ojos de seres humanos del siglo XXI y adoptar en la medida de lo posible la mirada de los cazadores-recolectores del Paleolítico, evitando la subjetividad con la que nos acercamos a conjuntos rupestres tan fascinantes como Altamira, Niaux o Lascaux porque no podemos definir estas manifestaciones a partir de parámetros actuales y de las sensaciones que una mínima parte de ellos nos pueden producir. Dicho de otra forma, se trata de entender su significado dentro de las sociedades que las produjeron, más allá de que desde nuestra subjetividad nos parezca obras de arte, incluso maestras.


Placa de marfil decorada del yacimiento de Mal´ta

A nuestro juicio es necesario abordar la cuestión de forma que se tenga en cuenta en primer lugar el propio concepto de arte, nuestra propia subjetividad, las sociedades de cazadores-recolectores del Paleolítico y las sociedades de cazadores-recolectores actuales.

Desde los albores del Paleolítico superior las capacidades cognitivas son básicamente las mismas que en la actualidad, sin embargo la realidad material, el sistema productivo ejerce una influencia determinante a la hora de percibir la realidad. Esa realidad puede ser plasmada de forma metonímica o metafórica, la diferencia es que en la primera forma los signos forman parte de la realidad y en la metafórica esa conexión está ausente. Mientras que en nuestras sociedades la comunicación es dominada por la metáfora en las sociedades de cazadores-recolectores actuales dominan los mitos y las representaciones metonímicas, y puesto que estas comparten el sistema productivo con las sociedades paleolíticas cabe pensar con seguridad que de igual forma dominarán las explicaciones metonímicas.

Conceptos básicos de la representación de la realidad son el tiempo y el espacio, así como la individualidad, en función de cómo sean percibidos dentro de una sociedad el entendimiento de la realidad también variará. En las sociedades de cazadores-recolectores (incluidas las paleolíticas) la referencia fundamental es espacial, con la que se establecen fuertes vínculos, mientras sólo existe una referencia temporal importante, que es el presente. La individualidad, el yo, queda diluido en una fuerte identidad colectiva, donde es el grupo o la tribu la esencia, el todo, lo fundamental en donde cobra sentido la identidad individual.

En este análisis tiene un papel importante el concepto de arte y su vinculación con las representaciones gráficas paleolíticas. No es posible recoger y analizar todas las definiciones de arte pero podemos señalar algunas características comunes que no servirán de base para enjuiciar si las representaciones objeto de estudio son o no arte. La obra artística ha de he transmitir algo, un mensaje asociado a una ideología o religión (o ausencia de ella). Además, un factor importante es la intencionalidad, es decir que la obra haya sido creada con la intención de crear arte, asociado a esto va la noción de individualidad. La obra es producto de un individuo. Otro factor es el estético, para considerar algo arte ha de responder a ciertos valores entendidos como estéticos (no confundir con necesariamente bellos). La obra de arte no tiene porque tener una utilidad.

La traslación de estos aspectos a las representaciones pleistocénicas resulta complejo y cuanto menos discutible. Es cierto que se pueden distinguir en ellas un mensaje y una transmisión ideológica, sin embargo como hemos visto en párrafos anteriores no es posible admitir una intencionalidad artística y mucho menos desde un punto de vista individual, al ser sociedades donde prima la identidad colectiva sobre la individual. Aunque somos conscientes de las precauciones necesarias a la hora de establecer comparaciones etnográficas entre dos grupos de cazadores-recolectores paleolítico y actuales (ya que no existen las sociedades estáticas, sin evolucionar) la ausencia de un concepto de arte entre los actuales hace muy verosímil que tampoco existiese entre los paleolíticos por la que la intencionalidad de crear arte también está ausente. Por otro lado los valores estéticos o de belleza difícilmente son aplicables al llamado arte paleolítico. Todo valor estético es eminentemente subjetivo tanto desde el punto de vista individual como colectivo por lo que juzgar estas representaciones bajo esos parámetros es trasladar nuestros valores actuales a sociedades que pueden no haberlos compartido. De hecho incluso admitiendo esos valores la inmensa mayoría de las representaciones paleolíticas difícilmente encajaría en el concepto de arte o estético. Esta visión está mediatizada por los grandes conjuntos gráficos como Altamira, El Castillo, Chauvet... pero no responde a la realidad más común, muchas de ellas manifiestan una ejecución técnica torpe y ausente de valores estéticos. Es significativo cómo algunos aborígenes australianos pintan o borran sus representaciones gráficas relativamente recientes al carecer de importancia estética o artística para ellos. El último aspecto, el aspecto no utilitario es difícilmente distinguible de otras esferas como la utilitaria en las sociedades de cazadores-recolectores actuales. Tampoco se distingue una separación nítida en el registro arqueológico donde es frecuente encontrar útiles de caza y pesca como arpones y azagayas ricamente decoradas.

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