El fin del
Último Máximo Glacial (~18.000
BP) supuso un cambio cultural en las poblaciones del Paleolítico
superior. Las masas de hielo que habían ocupado extensas zonas del continente
europeo se retrotrajeron gradualmente, lo que supondrá la expansión de los
grupos de cazadores-recolectores y un cambio en el modelo de territorialidad.
Este hecho se observa entrado el Magdaleniense medio (~14.000-13.000 BP), siendo entonces cuando
la movilidad y los contactos entre estos grupos se intensifican en comparación
con periodos anteriores. Buen testimonio de ello es la difusión de materias
primas y habilidades tecnológicas, así como el intercambio de bienes materiales.
Más información escribiendo a ivandiazsm@gmail.com |
Figuras como estas recorrían cientos de kilómetros y eran reproducidas, intercambiadas y/o transferidas. La circulación de estos objetos, junto con otros elementos del repertorio artístico mobiliar y parietal, probablemente traería consigo un intercambio de información y conocimiento que favoreció los avances tecnológicos y la transmisión de la cultura, aspectos que han resultado de vital importancia en la evolución de nuestra especie. Como base material para inferir acerca de estas conductas humanas cabe examinar los paralelos entre restos arqueológicos distantes.
|
En esta línea, el estudio de los contornos recortados resulta sustancial. Hay manifestaciones de estas piezas durante el Solutrense (~22.000-17.000 BP), aunque la mayoría surgen durante el Magdaleniense medio (~14.000-13.000 BP). Algunos autores sostienen la posibilidad de que la distribución de estos elementos podría haber sido el fruto de desplazamientos a larga distancia (e.g., Corchón, 2005; Fortea, 1990). Precisamente, por su alto grado de estandarización y su dispersión territorial, que abarca desde la cuenca del Nalón, en Asturias (La Viña, Las Caldas) hasta el Perigord (Laugerie Basse) y la costa mediterránea francesa (Gazel y La Crouzade), pasando por la zona oriental de Asturias (Tito Bustillo) y Cantabria (La Garma).
|
El concepto de contornos recortados está dirigido a figurillas en bulto redondo que conforman cabezas realistas de animales, équidos y cápridos en su mayoría. Para su fabricación se empleó principalmente el hueso hioides de caballos o bóvidos, dada que la propia morfología de este elemento esquelético es aprovechada por su semejanza con la anatomía de dichos herbívoros. Su función como elementos ornamentales de sujeción o suspensión se sobreentiende porque generalmente presentan una o más perforaciones, cerca de las orejas o de los orificios nasales.
Figura 2. Cadena operativa de un contorno recortado. Obtenido de Sanchidrián (2001).
|
Las máximas concentraciones
se han encontrado en el sector pirenaico atlántico y central. Los équidos son
los animales mejor representados; sin embargo, la colección de Labastide es
algo diferente. Está compuesta por 19 contornos recortados, los cuales fueron
hallados juntos en 1974, a 200m de la entrada de la cueva (Fritz, 1999). La
morfología es muy homogénea, y los exámenes microscópicos parecen apuntar que
han sido obra del mismo autor (Fritz, 1999). Del total de los contornos hallados, 18 son
cápridos; 9 rebecos pueden orientarse mirando a la izquierda, y 9 mirando a la
derecha. El contorno restante se trata de un bisonte, que presenta una perforación
en la oreja y otra en el hocico. Con todo, se sugiere la posibilidad de que
estos elementos estuvieron engarzados, conformando un collar en el que los
rebecos estarían orientados en ambos sentidos y el bisonte ocuparía el centro
(Fritz, 1999).
|
El conjunto de contornos recortados de la Cornisa Cantábrica también resulta relevante, algunos ejemplos destacables:
·
La representación de un ave en el yacimiento de Ekain, País Vasco (Figura 4.1). El
soporte empleado es una costilla de bóvido de talla grande, y no existe
perforación ninguna. Estas diferencias conllevan clasificar el ejemplar en el
reducido conjunto de piezas realizadas en otros soportes (Altuna et al., 2012), “perdiendo
quizá en la sustitución el sentido simbólico que había determinado la elección
del hueso hioides de caballo, cuya forma natural es homotética de la cabeza de
este mismo animal” (Sauvet et al., 2008).
·
Lo mismo ocurre con el contorno recortado hallado en el
denominado “Santuario” de la cueva de El
Juyo (Cantabria). Se trata de una cabeza de cierva grabada y tintada con
óxido de hierro sobre un hueso plano. El grabado del hocico, la boca, el ojo y
el pelo del cuello y la cara se han realizado con un buril, configurando una
imagen naturalista; las orejan han sido rellenadas con una retícula de líneas
(Figura 4.2).
·
De
entre los hallazgos de la cueva de Tito
Bustillo (Ribadesella, Asturias), destaca el contorno recortado con
forma de cabeza de cabra (Figura 4.3). La presencia de anillos en el cuerno y
la barba en la parte inferior de la cabeza reflejan
que se trata de un macho. El soporte empleado es un candil de cérvido. La
determinación de la especie representada no está clara, podría asociarse a Capra pyrenaica o a Capra Ibex. En La Garma
(Cantabria), aparece la representación de otro cáprido. La barba debajo del
hocico permite atribuir el género y la identificación específica, tratándose de
un macho de Capra pyrenaica. La pieza ha sido grabada con un alto grado de detalle, representando todas las
partes anatómicas de la testa del animal con trazos profundos. Se distinguen la
barba ya señalada, la boca, los orificios nasales. Para la representación de
los ojos, se ha incluido el lagrimal, perfectamente diferenciado de la
representación circular de los ojos (Figura 4.4).
·
En la cueva de Las Caldas (Asturias), los soportes empleados son los hioides de
caballo, al igual que en el ámbito pirenaico. Aparecen representados dos
caballos y un bisonte (Figura 4.5).
Al margen de la función concreta que pudieron tener estos elementos, la calidad estilística y el esmero que supuso su elaboración ponen de manifiesto el valor simbólico y estético de los contornos recortados. Este tipo de obras artísticas resultan piezas clave para caracterizar la cultura y relaciones entre las poblaciones del Paleolítico superior; su amplia difusión y estandarización ponen de manifiesto la amplitud de los movimientos, intercambios y conexiones culturales a larga distancia.
Autores: Cristian Micó, Felipe Cuartero e Iván Díaz, tutores de los cursos de Análisis del
comportamiento técnico en poblaciones prehistóricas mediante la arqueología
experimental y Clasificación y pautas de interpretación a través del
registro material del Paleolítico, Mesolítico y Neolítico.
·
Altuna, J., Mariezkurrena, K., Ríos, F., Wesbuer, J.,
2012. Contorno
recortado de ave en el yacimiento de Ekain (Deva, País Vasco). Préhistoire, Art et Sociétés
LXV-LXVI, pp. 1299-1310.
·
Corchón,
Mª. S., 2005-2006. Los contornos recortados de la cueva de las Caldas
(Asturias, España), en el contexto del Magdaleniense medio cántabro-pirenaico,
Munibe, 57 (2), pp. 113-134.
·
Fortea, F.J.,1990.
Abrigo de la Viña. Informe de las campañas 1980-1986. En: Excavaciones
arqueológicas en Asturias 1983-86. 1ª edición. Oviedo: Servicio de Publicaciones
del Principado de Asturias, pp. 55-68.
· Fritz, C., 1999.
La gravure dans l'art mobilier
magdalénien, du geste à la. représentation. Contribution de l'analyse microscopique. Documents
d’archéologie francaise, n.º 75. París.
·
González,
J., Gordon, L., 2015. Excavando la cueva de El Juyo: un santuario de
hace 14000 años. Monografías del Museo Nacional y Centro de Investigación de
Altamira, 25. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
·
Moure, J.A., 1983. Escultura
magdaleniense descubierta en la Cueva de Tito Bustillo. Ars
Praehistorica II, pp.169-176.
·
Sanchidrián,
J.L., 2001. Manual de arte prehistórico. Ariel, Barcelona.
·
Sauvet, G.,
Fortea, F.J., Fritz, C., Tosello, G., 2008. Crónica de los intercambios entre los
grupos humanos paleolíticos. La contribución del arte para el periodo
20000-12000 años BP. Zephyrus LXI, enero-junio 2008, pp. 33-59.
No hay comentarios:
Publicar un comentario