jueves, 8 de marzo de 2012

Arqueología: .La música en el Paleolítico. La flauta de Torak el neanderthal (I)

Igual que resulta difícilmente aceptable la utilización del término arte para referirse a las representaciones parietales y muebles del Paleolítico superior, aunque sea un término extremadamente difundido incluso entre la literatura científica, también me resulta discutible que el término música se pueda aplicar con rigor a las primeros sonidos rítmicos obtenidos por el ser humano. A pesar de esto emplearemos el término música de forma utilitaria para acercarnos a un fenómeno del cual apenas existen datos en el registro arqueológico y del que poco sabemos de cual pudo ser su verdadera función dentro del entramado social de los grupos humanos primitivos. Sin duda los primeros instrumentos musicales formaban parte del propio cuerpo del ser humano, utilizando las cuerdas vocales y las palmas de manos y pies a modo de percutores corporales para producir sonidos rítmicos y tribales, quién sabe si también armónicos. Poco a poco fueron desarrollándose instrumentos utilizando como base material pieles, conchas, huesos, piedras o madera.
Es evidente que si el registro arqueológico nos da pruebas indiscutibles de instrumentos de la familia de viento y percusión para producir sonidos armónicos en momentos remotos, hace unos 40.000 años en los albores del Paleolítico superior, la `música` debió formar parte del ser humano muchos años antes. Entre los instrumentos prehistóricos de viento tenemos las flautas, las bramaderas, las zumbadoras, las ocarinas y los silbatos. De los instrumentos de percusión podemos señalar sonajas de conchas, xilófonos o baterías.

La flauta de Divje Babe
   
Divje Babe es una cueva sita al noroeste de Eslovenia con depósitos musterienses, ocupada por grupos humanos de Homo neanderthalensis, donde en 1995 el arqueólogo Iván Turk desenterró la primera flauta conocida, fabricada a partir del hueso fémur de un osezno joven, de apenas dos años, con una datación por C14 de 43.100 ± 700 B.P. (Paleolítico medio), aunque la datación de los niveles arqueológicos en los que se documentó se datan en una edad geológica entre 42.000 y 80.000 años. La flauta, con una longitud original de 37 cm, presenta 5 perforaciones en forma de orificios, cuatro a un lado y un quinto en la parte posterior, justo para ser tapado con el dedo pulgar. Los dos orificios centrales se conservan completos mientras los dos agujeros de los extremo sólo se conservan en parte ya que el hueso ha sido fracturado por procesos postdeposicionales.

Flauta neandertal
La publicación de ese hueso como un instrumento musical desató una polémica importante, siendo negado el carácter intencional por gran parte de la comunidad científica. Detrás de este rechazo se esconden los muchos prejuicios hacia las capacidades cognitivas y simbólica del Homo neanderthalensis, ya que instrumentos similares aparecidos en niveles arqueológicos auriñacienses y gravetienses asociados al Homo sapiens han sido aceptados sin muchos reparos como instrumentos con finalidad musical. Sus detractores argumentan que los orificios son fruto o bien de la casualidad en la que intervienen procesos naturales o bien de la acción de carnívoros que muerden los huesos para acceder a la médula ósea. Resulta demasiado frecuente entre algunos científicos recurrir a la casualidad como explicación cuando aparecen pruebas de un comportamiento complejo entre los grupos neandertales, hecho este que se cae por su propio peso ante la cada vez mayor acumulación de pruebas. Esta discusión transciende la mera interpretación correcta de un artefacto arqueológico, tiene consecuencias e implicaciones importantes que van más allá, pues su aceptación supondría admitir que a tenor de las pruebas que los primeros pasos de los sonidos armónicos musicales corresponderían a Homo neanderthalensis y no a Homo sapiens, aspecto difícil de aceptar por algunos investigadores conservadores ya que colocaría las capacidades cognitivas y simbólicas de los neandertales a la altura del hombre anatómicamente moderno.

¿Qué pruebas existen para sostener el origen antrópico de los agujeros realizados en el fémur de cueva Dijve Babe y por lo tanto de su interpretación como un instrumento musical de viento?. En primer lugar, tres de los agujeros están colocados a una distancia equidistante y un cuarto un poco menos, por otro lado sería realmente asombroso que el único agujero presente en la parte trasera del hueso hubiese sido también resultado de la mordedura de un carnívoro. La proporcionalidad entre los orificios es importante ya que esto es lo que permite establecer las relaciones diatónicas entre los sonidos. Además, los análisis hechos a otros huesos con perforaciones claramente atribuibles a carnívoros presentan una forma de tendencia ovalada y diferentes tamaños mientras que las perforaciones de la flauta de Divje Babi son perfectamente circulares y cada agujero tiene un diámetro similar al resto. Es destacable que en la flauta eslovena no quedan restos de médula ósea ya que ha sido vaciada intencionalmente, hecho que no se detecta cuando los agujeros de los huesos responden a mordeduras de carnívoros. A estos datos hay que añadir que en el propio yacimiento y en los niveles en que se documentó el hueso perforado se hallaron herramientas líticas puntiagudas perfectamente preparadas para realizar perforaciones en materiales más o menos blandos como huesos o madera.

Arqueología experimental

Ante las fuertes críticas recibidas el arqueólogo Iván Turk y el musicólogo Bobi Fink se preguntaron si un instrumento de esas características podía reproducir notas musicales, o incluso si se podrían interpretar piezas de música contemporánea. Para comprobar la verisimilitud de su hipótesis recurrieron a la arqueología experimental reproduciendo todo el proceso de fabricación del instrumento, creando una réplica exacta de la flauta en fémur de oso. El equipo de investigación utilizó en el experimento las mismas herramientas puntiagudas localizadas en los estratos musterienses del yacimiento. El resultado superó lasexpectativas, ya que Bobi Fink (músico profesional) pudo incluso interpretar elfamoso `Himno de la alegría` con una sonoridad casi perfecta.

La flauta de Hohle Fels

Flauta de Hohle Fels
En el registro arqueológico del Paleolítico superior existen numerosos instrumentos musicales interpretados como tales sin estar cuestionados como en el caso anterior. En el yacimiento alemán de Hohle Fels (Valle de Ach) en 2008 se encontró un grupo de ocho flautas de época auriñaciense asociadas a Homo sapiens, trabajadas cuatro de ellas en marfil y otras cuatros en los huesos largos de diferentes animales. La flauta mejor conservada se recuperó fragmentada en una docena de partes y se restauró en el laboratorio de forma casi completa. Estaba tallada en el radio de un buitre leonado (Gyps Fulvus),  de 21,8 cm de longitud y 0,8 cm de diámetro con cinco agujeros repartidos a lo largo de la flauta. Para la datación de estas piezas se han usado dos métodos diferentes,  el radiocarbono y la termoluminicescia, que aportan fechas que van desde los 37.000 a los 40.000 años B.P.

Otras flautas
 
A lo largo del Paleolítico superior se han documentado varias flautas con diferentes cronologías como Dolci Vestonic (Paleolítico superior inicial), Isturitz (gravatiense) o las flautas de La Guelga, la Paloma o Le Placard (Magdaleniense) pero cerraremos este pequeño repaso con dos ejemplares cántabros procedentes de la Cueva del Castillo (Puente Viesgo)  cuya cronología se remonta al magdaleniense.
             
Música y Paleolítico superior
            
Parece evidente que desde principios del Paleolítico superior, y quizás desde finales del Paleolítico medio, los grupos humanos de cazadores-recolectores empleaban diferentes instrumentos para producir sonidos de forma cotidiana. La cuestión más difícil de determinar es que función jugaban esos instrumentos musicales dentro del entramado social prehistórico, cual es el significado que esconden estos instrumentos que han llegado hasta nosotros en forma de objetos arqueológicos. Algunos de los silbatos documentados han sido interpretados como instrumentos de ayuda para la caza, sirviendo como reclamo para la captura de aves. Pero sin duda, la música debió jugar un papel cohesionador dentro de la sociabilidad de los grupos humanos prehistóricos donde los aspectos lúdicos de la música y la danza debieron llenar las largas tardes y noches invernales y otoñales en torno al calor de los hogares en las cuevas en espera de las épocas del año más propicias para la caza y la recolección y servirían también como elemento dinamizador en las celebraciones festivas o rituales.

3 comentarios:

  1. Fantástica entrada. Trabajo temas de sociología de la música y aún sigo buscando algo que conecte tiempos y sociedades tan lejanas. La escasez de evidencias lo dificultan.

    Un abrazo,

    Manuel Herrera-Usagre

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  2. Gracias Manuel. Creo q la música del Paleolítico se parecería más a los sonidos de naturaleza, como imitación q a nuestra música

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  3. http://www.lavozdegalicia.es/video/lemos/folgoso-do-courel/2015/03/03/musica-estalactitas-cuevas-courel/00311425401924975888950.htm#
    sin duda la percusión fue uno de los primeros modos de expresar ritmos y, según el ejemplo del vídeo, por qué no melodías. Y lo bien que suena en la cueva.

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