miércoles, 14 de marzo de 2012

Arqueología: La música en el Paleolitico (II). Instrumentos de la Prehistoria


El artículo de la semana pasada supuso un primer acercamiento al sugestivo y controvertido tema de los pasos iniciales de la música durante el Paleolítico superior a través de los instrumentos de hueso documentados en el registro arqueológico que han sido interpretados de forma sólida como flautas, en este nuevo artículo cerraremos el tema con un somero repaso a otro tipo de pruebas, alguna de ellas bastante más discutibles, que de igual modo nos permiten conocer como la música formaba parte de la vida de las sociedades predadoras ya en épocas remotas. No sólo podemos rastrear la música en el Paleolítico por el análisis de los instrumentos que en mejor o peor estado se han conservado en los niveles arqueológicos de los yacimientos, sino que algunas representaciones paleolíticas (aunque ciertamente muy escasas) nos permiten observar instrumentos musicales o al menos plantear la posibilidad de su representación precaria en las paredes de las cuevas y abrigos prehistóricos.

La batería de Mèzine

Cabaña de Mêzine (Ucrania)
En el yacimiento al aire libre  de Mèzine (15.100 ± 200 BP) en Ucrania se documentó una cabaña epigravetiense de 20 m², con una estructura de tendencia circular y cuyo perímetro estaba marcado con huesos de la pelvis y cráneos de mamuts hincados en la tierra, asimismo de estos mismos huesos se sirvieron para hacer el armazón de la cabaña, para posteriormente ser cubiertos con pieles curtidas para aislar el interior de los vientos y la lluvia. Dentro de la cabaña de huesos el equipo de arqueólogos exhumó los restos de un xilófono o batería consistente en un conjunto de huesos de mamut en los cuales habían sido pintados varios motivos geométricos del tipo zigzag, trazos rectos que se unían para formar espirales o rombos con ocre rojo. El análisis pormenorizado con microscopio de las huellas de uso reveló  marcas de haber sido percutido con reiteración. Para ello se aprovecharon las astas de los renos cazados, las cuales fueron recuperadas en los mismos niveles arqueológicos que el xilófono. Los análisis demostraron  que habían sido empleadas por el hombre del Paleolítico a modo de modernas baquetas musicales para producir los primeros ritmos de la humanidad. Es el xilófono de Mézine un instrumento perfecto para crear ritmos tribales repetitivos y pesados que amenizasen la sociabilidad y las reuniones del grupo, independientemente del carácter que estas pudieran tener, ya fuese este ritual o festivo.

Las bramaderas
                
Bramaderas paleolíticas
Otro instrumento bien documentado durante el Paleolítico superior son las bramaderas o zumbadoras. Las bramaderas prehistóricas son objetos tallados en hueso (generalmente costillas de animales grandes como bóvidos) a los que se ata una cuerda por medio de una pequeña perforación en uno de sus extremos y de los cuales se consigue el sonido al girar la cuerda a modo de lazo, es pues un instrumento de viento. Aunque por motivos de conservación sólo han llegado hasta nosotros las bramaderas óseas paleolíticas no es aventurado pensar que también fueron talladas en materiales más perecederos y difíciles  de conservar como la madera. En la Península Ibérica son numerosos los contextos arqueológicos que han aportado bramaderas, en Cantabria en dos cuevas emblemáticas como son Altamira y El Pendo, Aitzbitarte en Euskadi o la Cueva de las Palomas (Valencia). Suelen ir decoradas con motivos lineales y en algunos casos con representaciones naturalistas de animales, la citada bramadera de El Pendo se decora con grabados de renos. Actualmente las bramaderas son usadas por las comunidades aborígenes australianas como instrumento musical, aunque es posible que durante el Paleolítico fuesen empleadas también como medio de comunicación.
                 
La Venus del cuerno
                
Más conocida como la Venus de Laussel, la Venus del Cuerno es una figura femenina asombrosamente tallada en bajorelieve dentro de un bloque de caliza dura. Su tamaño es de 46 cm y se pueden apreciar los atributos femeninos como senos, caderas o vulva, los cuales están muy marcados, además el brazo y la mano izquierda descansan sobre un vientre abultado que aprovecha el propio relieve de la roca mientras que con la mano diestra sostiene un cuerno de bóvido. Esta figura fue descubierta en la cueva de Laussel, uno de los más importantes yacimientos de la Dordoña francesa, a principios del siglo XX por lo que su datación cronológica resulta al menos problemática y dudosa, se puede hacer una aproximación a su cronología por medio de análisis comparativos con otras Venus de rasgos similares, por lo que parece factible contextualizarla entre el gravetiense y el solutrense (25.000 BP).
                
La interpretación de la figura femenina sosteniendo un cuerno está abierta a diversas posibilidades. Las interpretaciones tradicionales nos hablan de la representación simbólica de opuestos complementarios, lo masculino representado por el cuerno y lo femenino representado por los atributos femeninos exagerados (Leroi-Gourhan), o como una diosa de la fertilidad que sostiene con su mano derecha la abundancia representada por la cornucopia.  Sin embargo, cabría interpretar el cuerno como la representación de un instrumento musical de raspado (guiro) bien documentado por la etnografía, ya que cuenta con una serie de incisiones que por fricción con un material produciría sonidos. En cualquier caso, toda interpretación caerá siempre en la subjetividad pues no hay pruebas contundentes para decantarse por ninguna y excluir las demás.
Venus de Laussel

                 
El brujo de Trois-Frères
                 
En la cueva francesa de Trois-Fréres (Ariège) cerca de la frontera con España podemos observar dos de las imágenes más singulares de la iconografía del Paleolítico superior, la representación de dos antropomorfos. Uno de ellos ha sido interpretado por parte de algunos de los investigadores como portador de un instrumento musical. Es conocido popularmente como el `hombre-bisonte` y se trata de una representación rupestre de un hombre animalizado ya que por una parte presenta rasgos humanos (extremidades inferiores) y por otro se le representa con caracteres de bisonte (cabeza, cuernos y patas delanteras). Próximo a la boca aparecen grabados varios signos lineales, como sostenidos entre las patas delanteras del animal-hombre, que han sido interpretados no sin muchísima polémica como la representación más antigua de un arco musical o una flauta. El brujo a la vez que toca el instrumento estaría danzando dentro de una escena en la que aparecen varios animales más.  La datación de la representación rupestre se remonta a 17.000 BP.
                
Ritmos festivos paleolíticos
                
Más allá de las intensas discusiones más o menos académicas acerca de la solidez de las posibles pruebas arqueológicas de instrumentos musicales, parece fuera de toda discusión que la producción de sonidos formó parte de la vida cotidiana de los clanes y tribus que durante el Paleolítico superior poblaron las frías y en gran parte heladas tierras de Europa, desde la Península Ibérica hasta Ucrania y Rusia. La función social de esos instrumentos musicales pudo ser múltiple y en algunos casos complementaria, desde reclamos para facilitar la caza cuando los cazadores saliesen a buscar presas con las que alimentar al clan, a sistemas de comunicación a distancia, o como elementos dentro de rituales de todo tipo. No resulta difícil deja volar el pensamiento a la Edad de Hielo e imaginar que la unión entre una mujer y un hombre de distintos clanes fuese motivo celebración y que esta se acompañase con ritmos creados con algunos de los instrumentos que hoy son a la vez recuerdos brumosos y testigos lejanos de aquella época. Mientras la pareja se unía sin duda el resto del clan se repartiría funciones: algunos asando el banquete en los hogares y preparando los frutos silvestres recogidos, los más ancianos contando viejas historias míticas de caza o del origen del mundo y los iniciados en el espíritu del sonido creando un ambiente festivo y envolvente al son de las flautas, ocarinas o tambores que arrastrarían a los demás hasta caer agotados ebrios de placer por las danzas y el consumo de plantas alucinógenas que estimularían la imaginación.

Flautas en el paleolítico

http://lacienciadivulgativa.blogspot.com.es/2012/03/arqueologia-la-flauta-de-torak-el.html

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