El
yacimiento de la ‘Sima de los Huesos` de la sierra de Atapuerca es uno de los
yacimientos más singulares del mundo, con una acumulación de un número mínimo de
32 individuos, pertenecientes a la especie Homo
heidelbergensis. La cronología de los fósiles obtenida mediante técnicas
isotópicas y el estudio de las especies paleontológicas del yacimiento se
remonta a hace unos 530.000 años. La Sima forma parte de un complejo cárstico
junto con la Sima del Elefante, Cueva Mayor y la Cueva del Silo y su acceso
resulta muy complicado al tener que descender unos 14 metros de profundidad por
un pozo hasta el depósito. A lo largo de más de 25 años de historia
arqueológica los diferentes hallazgos de fósiles han ido constituyendo el lugar
como el mayor yacimiento del planeta con fósiles humanos de más de 250.000
años. Para describir la excepcionalidad del yacimiento burgalés sólo es
necesario aportar un dato: más del 90% de los restos fósiles humanos datados en
el Pleistoceno medio (720.000-120.000 años) se encontraron entre las tierras
arcillosas de la Sima de los Huesos. Su importancia reside en la ingente
cantidad de información que aporta, lo que conlleva que Homo heidelbergensis sea la especie humana mejor conocida.
¿Qué
revela una acumulación de fósiles tan fabulosa?.
Son varios miles los huesos humanos fosilizados en los estratos de la Sima de los Huesos con una conservación excepcional, y entre ellos están representados todas las partes del esqueleto. El recuento de las mandíbulas, un hueso único en cada individuo, permitió a los investigadores establecer el número mínimo de individuos representados. En la Sima la representación de ambos sexos es paritaria, por edades el grupo de población más representado es el de los adultos de entre 17 y 45 años, de los que se ha podido determinar a 14 individuos, los individuos juveniles de entre 10 a 16 años son 13 y sólo un individuo infantil.
Un aspecto relevante para la correcta interpretación de esta acumulación de fósiles es que se trata de un depósito primario, los restos se encuentran en el lugar donde se depositaron, aunque con un matiz: los cadáveres se depositaron en la rampa de acceso y fueron arrastrados mínimamente por corrimientos de aguas y barro unos metros hasta su ubicación definitiva. Que el depósito de los fósiles sea el original es el factor determinante para que se hayan podido localizar incluso las partes óseas más frágiles y difíciles de conservar.
Excalibur |
Por
sus dientes les conocerás: homínidos diestros.
Un estudio de los dientes anteriores (caninos e incisivos) que recoge 163 fósiles pertenecientes a 20 individuos permite inferir que en Homo heidelbergensis ya estaba presente una característica muy humana, la laterización del cerebro, es decir, eran mayoritariamente diestros. Esto está relacionado con la división del cerebro en dos hemisferios especializados cada uno en determinadas funciones. Los dientes presentaban unas marcas oblicuas fortuitas producto de cómo heidelbergensis cortaba los diversos materiales como las fibras vegetales, las pieles o la carne, sujetándolos con los dientes y con una mano, mientras la mano libre la emplearía en cortar.
Para llegar a esta conclusión se llevó a cabo un ensayo de arqueología experimental, en él se emplearon piezas dentarias procedentes de intervenciones odontológicas, estas fueron encajadas en un protector bucal que se asimilaba al prognatismo presente en las poblaciones de heidelbergensis. Sobre este ensamblaje dos personas, una zurda y otra diestra, se dispusieron a realizar diferentes cortes. Los resultados fueron elocuentes, en ambos casos las marcas eran oblicuas pero variaban en su dirección, hacia la izquierda en la persona zurda y la derecha en la persona diestra.
El estudio comparativo de las marcas presentes en los dientes de la Sima con las marcas producidas en los dientes modernos concluye que del total de 20 individuos muestreados de los fósiles de Atapuerca, al menos 15 eran predominante diestros. La laterización del cerebro ya estaba presente en esta especie humana.
Discapacidad en la Sierra de Atapuerca
La buena representación de todos los huesos humanos en los fósiles de la Sima nos permite tener un conocimiento de aspectos de la vida de estas poblaciones que muchas veces no están al alcance de las investigaciones. Uno de ellos es la discapacidad y la forma en que esta era asumida durante el Paleolítico medio. Dos son los fósiles cuyos análisis detallados han aportado datos acerca de las discapacidades que arrastraban estos Homo heidelbergensis, uno es la famosa pelvis conocida como Elvis y el otro es un cráneo bastante completo conocido como Benjamina.
Pelvis de Homo heidelbergensis |
Puede aducirse que la supervivencia del individuo no prueba de forma concluyente que la solidaridad jugase un papel importante en las estrategias de supervivencia de estos grupos humanos. Resulta verosímil que este individuo discapacitado desempeñase otros roles importantes dentro del grupo como la recolección de frutos silvestres, el cuidado de los individuos infantiles o la transmisión de conocimientos en la talla de útiles de piedra, hueso y madera, o los conocimientos de las propiedades medicinales de las plantas. Las respuestas a estas dudas razonables están en otro de los fósiles de la Sima de los Huesos, el cráneo conocido como Benjamina.
Corresponde este ejemplar al cráneo nº14 de los recuperados en la Sima, es un individuo infantil de sexo femenino que murió al final de la etapa infantil, con unos diez años. El estudio de los restos craneales permite conocer la importante patología que padecía esta niña y que lastro sus capacidades, una extraña enfermedad congénita llamada craneosinostosis lambdoidea, con una escasísima incidencia en las poblaciones actuales. Con la craneosinostosis las suturas del cráneo se cierran prematuramente impidiendo un desarrollo normal del cerebro y se producen formaciones asimétricas del cráneo y el rostro, como consecuencia de ello aparecen discapacidades psicomotoras. Benjamina, afectada por una discapacidad cognitiva importante, sobrevivió hasta los diez años, hecho imposible de no contar con la solidaridad social de los miembros de su grupo, lo que prueba que no recibió ninguna discriminación respeto a otros niños del grupo. Los restos fósiles de la pelvis y el cráneo de Benjamina suponen la primera prueba científica de uno de los rasgos que nos definen como seres humanos, la solidaridad social, el altruismo y el cuidado social con los que se protege a los mayores y discapacidados del grupo.
Cráneo de Benjamina |
hola, interesante artículo, me gustaría saber si me puedes informar sobre cómo estiman los científicos la edad de los individuos encontrados
ResponderEliminarHola cuerpo ancestral
ResponderEliminarHoy es tarde y no me da tiempo, pero mañana si puedo cuelgo un post con el tema.
Pero te puedo adelantar que las edades de los individuos son estimativas y se basan en patrones de desarrollo del individuo a lo largo de la vida y no siempre es posible. Es más sencillo determinar la edad de individuos en su niñez o ancianos, que en los maduros. En los bebes por ejemplo a partir de la sutura de los huesos del cráneo.
un saludo
Espero que el post de respuesta te haya servido...
ResponderEliminarun saludo
Excelente clase magistral. Gracias divulgar .
ResponderEliminarExcelente escrito que invita a reflexionar sobre el presente apoyado en el pasado (al menos nuestro) más remoto. Sin embargo, no entiendo la última pregunta con la que UD concluye su artículo, ignoro si es incapadidad mía o fallas en la redacción. Felicidades y gracias por compartir.
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