lunes, 19 de marzo de 2012

Benjamina: La discapacidad en los seres humanos de la Sierra de Atapuerca

El yacimiento de la ‘Sima de los Huesos` de la sierra de Atapuerca es uno de los yacimientos más singulares del mundo, con una acumulación de un número mínimo de 32 individuos, pertenecientes a la especie Homo heidelbergensis. La cronología de los fósiles obtenida mediante técnicas isotópicas y el estudio de las especies paleontológicas del yacimiento se remonta a hace unos 530.000 años. La Sima forma parte de un complejo cárstico junto con la Sima del Elefante, Cueva Mayor y la Cueva del Silo y su acceso resulta muy complicado al tener que descender unos 14 metros de profundidad por un pozo hasta el depósito. A lo largo de más de 25 años de historia arqueológica los diferentes hallazgos de fósiles han ido constituyendo el lugar como el mayor yacimiento del planeta con fósiles humanos de más de 250.000 años. Para describir la excepcionalidad del yacimiento burgalés sólo es necesario aportar un dato: más del 90% de los restos fósiles humanos datados en el Pleistoceno medio (720.000-120.000 años) se encontraron entre las tierras arcillosas de la Sima de los Huesos. Su importancia reside en la ingente cantidad de información que aporta, lo que conlleva que Homo heidelbergensis sea la especie humana mejor conocida.

¿Qué revela una acumulación de fósiles tan fabulosa?.
               
Son varios miles los huesos humanos fosilizados en los estratos de la Sima de los Huesos con una conservación excepcional, y entre ellos están representados todas las partes del esqueleto. El recuento de las mandíbulas, un hueso único en cada individuo, permitió a los investigadores establecer el número mínimo de individuos representados. En la Sima la representación de ambos sexos es paritaria, por edades el grupo de población más representado es el de los adultos de entre 17 y 45 años, de los que se ha podido determinar a 14 individuos, los individuos juveniles de entre 10 a 16 años son 13 y sólo un individuo infantil.
            
Un aspecto relevante para la correcta interpretación de esta acumulación de fósiles es que se trata de un depósito primario, los restos se encuentran en el lugar donde se depositaron, aunque con un matiz: los cadáveres se depositaron en la rampa de acceso y fueron arrastrados mínimamente por corrimientos de aguas y barro unos metros hasta su ubicación definitiva. Que el depósito de los fósiles sea el original es el factor determinante para que se hayan podido localizar incluso las partes óseas más frágiles y difíciles de conservar.

Excalibur
La hipótesis de trabajo más razonable parece indicar que tal acumulación es intencionada y responde a la acción de mentes con una capacidad simbólica importante. Estamos pues, ante el enterramiento más antiguo documentado en el registro arqueológico según la opinión de sus excavadores, aportándonos valiosos datos acerca de las creencias de heidelbergensis. Además del análisis contextual, los investigadores argumentan que la clave para comprender el significado del yacimiento no se encuentra en los restos óseos sino en el único útil documentado en el yacimiento: una herramienta de piedra, un bifaz o hacha de mano, al que dieron el nombre de Excalibur, tallada en cuarcita roja con una cuidada técnica, una materia prima que no se encuentra en el entorno de Atapuerca, lo que confirma su excepcionalidad y el valor simbólico de la pieza, depositado a modo de ofrenda.
                 
Por sus dientes les conocerás: homínidos diestros.
                
Un estudio de los dientes anteriores (caninos e incisivos) que recoge 163 fósiles pertenecientes a 20 individuos permite inferir que en Homo heidelbergensis ya estaba presente una característica muy humana, la laterización del cerebro, es decir, eran mayoritariamente diestros. Esto está relacionado con la división del cerebro en dos hemisferios especializados cada uno en determinadas funciones. Los dientes presentaban unas marcas oblicuas fortuitas producto de cómo heidelbergensis cortaba los diversos materiales como las fibras vegetales, las pieles o la carne, sujetándolos con los dientes y con una mano, mientras la mano libre la emplearía en cortar.
            
Para llegar a esta conclusión se llevó a cabo un ensayo de arqueología experimental, en él se emplearon piezas dentarias procedentes de intervenciones odontológicas, estas fueron encajadas en un protector bucal que se asimilaba al prognatismo presente en las poblaciones de heidelbergensis. Sobre este ensamblaje dos personas, una zurda y otra diestra, se dispusieron a realizar diferentes cortes. Los resultados fueron elocuentes, en ambos casos las marcas eran oblicuas pero variaban en su dirección, hacia la izquierda en la persona zurda y la derecha en la persona diestra.
            
El estudio comparativo de las marcas presentes en los dientes de la Sima con las marcas producidas en los dientes modernos concluye que del total de 20 individuos muestreados de los fósiles de Atapuerca, al menos 15 eran predominante diestros. La laterización del cerebro ya estaba presente en esta especie humana.
                
Discapacidad en la Sierra de Atapuerca
            
La buena representación de todos los huesos humanos en los fósiles de la Sima nos permite tener un conocimiento de aspectos de la vida de estas poblaciones que muchas veces no están al alcance  de las investigaciones. Uno de ellos es la discapacidad y la forma en que esta era asumida durante el Paleolítico medio. Dos son los fósiles cuyos análisis detallados han aportado datos acerca de las discapacidades que arrastraban estos Homo heidelbergensis, uno es la famosa pelvis conocida como Elvis y el otro es un cráneo bastante completo conocido como Benjamina.
            
Pelvis de Homo heidelbergensis
La pelvis corresponde a un ejemplar de homo adulto, que probablemente superaba los 45 años en el momento de su fallecimiento. Sería pues, un anciano ya que el ritmo de envejecimiento durante el Paleolítico inferior era superior al actual, y padecía una discapacidad locomotriz que le obligaba a utilizar un báculo en sus desplazamientos. Esta es la conclusión que ha aportado el estudio de la pelvis y la columna lumbar. El estudio revela que este individuo padecía enfermedades degenerativas importantes que le provocaron fuertes dolores y adoptar posiciones encorvadas. En las condiciones hostiles del Pleistoceno medio las posibilidades de supervivencia con una movilidad reducida serían muy limitadas al no contar con la capacidad de proveerse de alimentos por medio de la caza. El haber sobrevivido durante un periodo prolongado conviviendo con esta discapacidad es una prueba inequívoca según los autores del estudio de la solidaridad social de estos grupos tanto para individuos discapacitados como para con los ancianos.
            
Puede aducirse que la supervivencia del individuo no prueba de forma concluyente que la solidaridad jugase un papel importante en las estrategias de supervivencia de estos grupos humanos. Resulta verosímil que este individuo discapacitado desempeñase otros roles importantes dentro del grupo como la recolección de frutos silvestres, el cuidado de los individuos infantiles o la transmisión de conocimientos en la talla de útiles de piedra, hueso y madera, o los conocimientos de las propiedades medicinales de las plantas. Las respuestas a estas dudas razonables están en otro de los fósiles de la Sima de los Huesos, el cráneo  conocido como Benjamina.
            
Corresponde este ejemplar al cráneo nº14 de los recuperados en la Sima, es un individuo infantil de sexo femenino que murió al final de la etapa infantil, con unos diez años. El estudio de los restos craneales permite conocer la importante patología que padecía esta niña y que lastro sus capacidades, una extraña enfermedad congénita llamada craneosinostosis lambdoidea, con una escasísima incidencia en las poblaciones actuales. Con la craneosinostosis las suturas del cráneo se cierran prematuramente impidiendo un desarrollo normal del cerebro y se producen formaciones asimétricas del cráneo y el rostro, como consecuencia de ello aparecen discapacidades psicomotoras. Benjamina, afectada por una discapacidad cognitiva importante, sobrevivió hasta los diez años, hecho imposible de no contar con la solidaridad social de los miembros de su grupo, lo que prueba que no recibió ninguna discriminación respeto a otros niños del grupo. Los restos fósiles de la pelvis y el cráneo de Benjamina suponen la primera prueba científica de uno de los rasgos que nos definen como seres humanos, la solidaridad social, el altruismo y el cuidado social con los que se protege a los mayores y discapacidados del grupo.

            
Cráneo de Benjamina
La arqueología es una ciencia que mira al presente con los ojos del pasado. Los datos que exponemos en este artículo acerca de la solidaridad social y la colaboración resultan coherentes con la realidad material de 500.000 años atrás, cuando existía un sistema productivo de cazadores-recolectores con un acceso a los recursos únicamente limitado por las características propias de la naturaleza, sin propiedad privada, entonces la solidaridad social surgía de forma natural, inherente al propio sistema social. Resulta paradójico que estos primeros datos los vayamos conociendo en el momento que asistimos al intento por parte de las clases dominantes de instalar el pensamiento único, que nos hace ver al mercado y la competitividad como intrínsecos a la naturaleza humana, una especie de “destino divino” inevitable, mientras desmontan el Estado del bienestar en pos de una mayor acumulación de beneficios en pocas manos. Esto siempre se llamó lucha de clases. Los datos del pasado les desmienten. ¿Será que no todos los miembros de Homo sapiens de todos los rasgos evolutivos?.

5 comentarios:

  1. hola, interesante artículo, me gustaría saber si me puedes informar sobre cómo estiman los científicos la edad de los individuos encontrados

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  2. Hola cuerpo ancestral
    Hoy es tarde y no me da tiempo, pero mañana si puedo cuelgo un post con el tema.
    Pero te puedo adelantar que las edades de los individuos son estimativas y se basan en patrones de desarrollo del individuo a lo largo de la vida y no siempre es posible. Es más sencillo determinar la edad de individuos en su niñez o ancianos, que en los maduros. En los bebes por ejemplo a partir de la sutura de los huesos del cráneo.

    un saludo

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  3. Espero que el post de respuesta te haya servido...
    un saludo

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  4. Excelente clase magistral. Gracias divulgar .

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  5. Excelente escrito que invita a reflexionar sobre el presente apoyado en el pasado (al menos nuestro) más remoto. Sin embargo, no entiendo la última pregunta con la que UD concluye su artículo, ignoro si es incapadidad mía o fallas en la redacción. Felicidades y gracias por compartir.

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