Caballo magdaleniense |
Una de las cuevas con
representaciones gráficas rupestres de Cantabria más espectaculares y a la vez menos
conocida por el gran público es la Cueva de La Garma, que junto a
otras ocho cuevas cántabras en julio de 2008 fueron declaradas Patrimonio de
la Humanidad por la Unesco. Dos
factores son determinantes en dicha circunstancia, la constatación de la existencia de las representaciones parietales es
relativamente reciente, fueron descubiertas en 1995 en el transcurso
de los trabajos de investigación arqueológica de oquedades próximas
y por otro lado el hecho de que es una de las cuevas cántabras
cuyos tesoros paleolíticos no son visitables por el público ya que
el acceso en la actualidad es bastante dificultoso, es preciso entrar a través de otra
cueva, La Garma A, requiriendo equipos de espeolología para salvar varias simas. El conjunto ha sido declarado zona arqueológica y BIC, por lo que goza de una importante protección actualmente.
Localización
La estación rupestre es
un yacimiento costero que se localiza en un pequeño montículo a
orillas del mar Cantábrico en el municipio de Ribamontán al Mar. La
cueva forma parte de un conjunto kárstico de múltiples galerías,
en ocasiones interconectadas entre ellas, con tres niveles
diferenciados. Las representaciones rupestres se hallan en la Galería
inferior.
Ciervo rojo |
¿Qué esconde este
pequeño gran montículo?
Este monte no
sólo guarda en sus entrañas las representaciones rupestres, La Garma es un extraordinario mosaico arqueológico de
varios yacimientos que son testigos de numerosas fases de ocupación
antrópica. La ocupación (repartida en diversas
cuevas) mínima del lugar comenzó hace al menos 80.000 años,
durante el Paleolítico medio con la presencia neandertal, luego
dejaron huella de su presencia los hombres anatómicamente modernos,
con un magnífico yacimiento paleolítico (especialmente la ocupación
magdaleniense, 16.500 BP), también hay niveles arqueológicos del Mesolítico, el Neolítico, el Calcolítico, y ocupaciones de época
de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro con un castro cántabro
en la cima, así como un sepulcro en cueva de época visigoda
(altomedieval). Además, debido a la espectacularidad de la ocupación
magadaleniense hay que señalar que se conserva in situ
el suelo paleolítico, con los restos visibles a nivel superficial
gracias a que un derrumbe selló la entrada hasta el
momento de su descubrimiento a finales del s. XX. En el registro
arqueológico se cuentan por miles los objetos de industria lítica,
adornos y una extraordinaria colección de representaciones
mobiliares. La mayoría de estos objetos pertenecientes a la Galeria
Inferior han sido estudiados sin excavar, usando técnicas de
fotometría, conservando de este modo el yacimiento casi intacto.
Las
representaciones parietales
La
Garma es un extraordinario conjunto de más de 500 grabados y
pinturas en el que se documenta la temática habitual paleolítica: fauna con grandes animales, manos en
negativo, máscaras (con paralelos en Cantabria fundamentalmente, El Castillo y Altamira) y
signos abstractos. Las representaciones de animales superan el
centenar: caballos, bisontes, ciervas, cabras, un carnivoro, un
uro, un megacero y algunos otros animales de difícil determinación.
Los
estudios de las representaciones parietales hablaban de tres momentos
creativos, durante el auriñaciense, el solutrense y el magdaleniense
en función de los métodos comparativos. Atribuían al gravetiense
las manos en negativo y los signos no figurativos, las pinturas rojas
al solutrense y las pinturas negras y grabados al magdaleniense. Sin
embargo, las dataciones obtenidas por series de uranio nos retraen a
hace 30.000-25.000 años (auriñaciense-gravetiense), en concreto se
dató con este método un panel formado por figuraciones rojas, un
uro y dos cabras, a partir de una concreción estalagmítica que se
había formado encima del contorno de una de las figuras. Esto viene
a apuntar en la misma línea que los datos obtenidos en otras cuevas
como Chauvet (Francia) de que la clasificación por criterios
estilísticos está más que obsoleta.
Panel de uro y cabras |
Los hombres del Paleolítico usaron una gran variedad de técnicas en la cueva de La Garma, desde macarroni (grabados sobre la arcilla de las paredes
que se obtienen deslizando los dedos) a grabados con buril, raspados,
pintura soplada, líneas punteadas, trazo lineal, tamponado, tintas
planas, rojas , negras y amarillas, llegando en algún caso a la
bicromía.
Las
representaciones se esparcen a lo largo de la Galería Inferior por
las diferentes partes que componen la cueva, aprovechando incluso los
divertículos existentes, concentrándose en las zonas cercanas a la
entrada paleolítica actualmente sellada por un derrumbe.
Grabado cierva |
Zonas
de habitación y ocupación
Que el
depósito arqueológico fuese sellado durante la ocupación
magdaleniense ha permitido un estudio global de los contextos de
ocupación, documentándose incluso la existencia de cabañas
interiores, alguna de las cuales ocupaba zonas interiores de la cueva
sin iluminación. Una de esas cabañas, interpretada a partir de los
restos de piedras alineados de forma circular, estaría hecha con
pieles o bien fibras vegetales con madera. Es de reseñar la
importante decoración existente en esta zona, desvirtuando así la
concepción de las estaciones rupestres como “santuarios”. Otra
de las zonas, en este caso más al interior, ha sido propuesta por el
equipo de investigación como un taller de objetos de “arte”
mobiliar y objetos de adorno debido a la gran acumulación de ellos
documentada a partir del análisis contextual. También está
decorada.
Contorno recortado en forma de cabra |
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