martes, 5 de junio de 2012

La primera vez que participé en una excavación arqueológica



La primera vez que participé en una excavación arqueológica con un grupo de investigación de la universidad fue una experiencia impresionante en general, pero hay dos momentos concretos inolvidables para mi: el instante en que desenterré el primer fósil, dos dientes de caballo, y mi primera azagaya magdaleniense. Todavía recuerdo la sensación como si hubiese ocurrido hace un instante, fue casi orgásmico.

Y todo eso pasó en un yacimiento cántabro en cueva, El Mirón, con ocupaciones desde el Paleolítico medio hasta época moderna, un verano de esos cuando aún eramos jóvenes, en las inmediaciones de la Cueva de Covalanas, declaradas Patrimonio de la Humanidad recientemente, con uno de los grupos de representaciones solutrenses más impresionantes del Cantábrico. Es esta una de las maravillas que si no has visto te has perdido algo en la vida.

Y una vez en el yacimiento, metidos en faena, se hizo esperar un poco el primer fósil, pero al final no pudo con nosotros y se rindió. Un compañero de la facultad (Chuchi) y yo trabajamos en un sondeo de 1,5 x 1 m, llevábamos movidos más de un metro de tierra en profundidad con la impresión de que apareceríamos por Australia y allí no había rastro del pasado ni por asomo. Los demás compañeros nos tomaban ya el pelo preguntando si estábamos cavando nuestra tumba, hasta que surgieron los dos dientes de bóvido para alivio de nuestro cabreo. Luego les siguieron otros restos óseos y líticos. Esos niveles arqueológicos, pasados unos meses del verano, se dataron como musterienses.

El otro momento inolvidable también lo viví en El Mirón, en una de las zonas de excavación conocida como “La Cabaña” cuando en los niveles magdalenienses, riquísimos en restos óseos desenterré una azagaya que es una especie de venablo prehistórico. Creo recordar que tenía algún motivo geometrico grabado. La sensación tener un objeto fabricado por un ser humano hace 15.000 años entre tus manos y ser el primero que lo toca desde entonces es inexpicable, realmente emocionante.

De ese verano queda el recuerdo de buena gente con la que además te emborrachabas: David, Matt, Igor, John, Rene, Chuchi, Ángel.....y un montón más.


Entrada de la Cueva El Mirón

2 comentarios:

  1. ¿Así que tu hiciste el sondeo que llegó al nivel Musteriense de Mirón? Vaya, desde luego este mundo es un pañuelo.
    Qué lastima que haya tantos y tantos niveles de Paleolítico superior por encima. Sería interesantísimo de excavar, ese nivel.

    ResponderEliminar
  2. hola Millan

    Sí, le abrimos un compañero de la facultad y yo. ¿Has trabajado con ese sondeo o qué?.
    Bueno, es una pena relativa. No está mal que requiera tanto trabajo. Pero te entiendo, conociendo la cueva esos niveles prometen.

    ResponderEliminar