Como una metáfora
diremos que la mitología primigénica fue la primera vez que el ser
humano elaboró un intento de ciencia, una cosmogonía, una visión
del mundo, una explicación de los fenómenos que le rodeaban.
Mitología como ciencia que el ser humano del Paleolítico nos legó
en el primer libro conocido formado por viejos pergaminos en forma de
niveles arqueológicos y cuya primera escritura nos esconde su
significado último en los adornos personales que de forma
avasalladora se registran en los yacimientos del tecnocomplejo
Auriñaciense por toda Europa, mostrando un alto grado de
uniformidad cultural.
Interpretaciones de su
significado
El significado más
profundo que esconden los adornos personales del Paleolítico
superior es difícil de descifrar, sin embargo no cabe duda de su
naturaleza simbólica. Ese simbolismo tuvo que servir a las gentes
del Pleistoceno final para transmitir de una generación a otra los
valores fundamentales que sustentaban dichas sociedades.
La aparición de objetos
de adorno desprendió a la imagen de su propio significado objetivo,
atribuyéndole un nuevo significado consensuado que tenía valor en
función de las claves del consenso grupal. De esta forma los adornos
se convirtieron en un aspecto más del lenguaje corporal, con matices
importantes dentro de cada grupo, incluso para cada individuo.
La presencia en muchos
ejemplares de marcas incisas ha llevado a algunos investigadores a
plantear la hipótesis de que estas representasen algún tipo de
código. Generalmente se recurre al grabado de motivos geométricos.
Estas marcas son paralelas por lo que se baraja como hipótesis
que representasen los ciclos lunares, solares o bien el paso de las
estaciones. Y en el caso de las conchas marinas utilizadas como
soporte para fabricar adornos se han interpretado como símbolos
femeninos dada su evidente similitud con el sexo femenino.
En los tecnocomplejos
finales del Paleolítico superior los colgantes fueron incorporando
los motivos temáticos del arte rupestre de cuevas y abrigos, como
ocurre en los denominados contornos recortados, representándose la
fauna típica pleistocénica (caballos, bisontes, ciervas) como la cabra montés de La Garma (Cantabria). Pero también animales menos
comunes en los lienzos parietales como pueden ser la aves o
serpientes, un ejemplo significativo es el contorno recortado de
Ekain (Euskadi).
Contorno recortado de Ekain |
Funciones grupales e
individuales
Parece razonable
interpretar que su función durante el Paleolítico superior fue la
de servir de demarcador diferencial, reflejando la pertenencia o no a
un determinado grupo tribal o clan. Otra de sus funciones pudo haber
sido separar dentro de una misma tribu a sus individuos en función
de factores diversos: su edad, linaje o por su rol dentro del grupo,
ya fuesen curanderas, cazadores, talladores, recolectores...
Estaríamos en este caso ante adornos con una clara función
individual, en contraposición al mecanismo grupal antes citado.
Los adornos formarían
parte de un sistema de división social y de jerarquización, en el
cual lo importante no sería tanto el adorno como el valor simbólico
que permitiría identificar al chamán, al cazador, al jefe o al
sacerdote. Otro aspecto relevante en el cual pudo jugar un papel significativo fue en la transmisión
y fijación de las creencias mitológicas, filosóficas y sociales
dentro del grupo. Por otro lado no podemos descartar que algunos de
estos objetos respondiesen a la simple búsqueda de los valores
estéticos imperantes o al gusto individual, o que incluso que
reflejasen relaciones afectivas entre individuos unidos por lazos
sanguíneos o afectivos.
La materia prima de
los adornos
El registro arqueológico
sólo nos permite tener una visión sesgada del mundo de los adornos
personales durante la prehistoria por razones de conservación de
algunos materiales. Indudablemente, parte de estos adornos habrían
sido fabricados en materiales que no se han conservado como pudo ser
la madera, las plumas de aves (como en el caso de los neandertales de
la cueva italiana de Funame) o las flores. Incluso tatuajes y
pendientes. Los objetos de adorno que han perdurado presentan una
importante uniformidad, por un lado están los que han sido
fabricados por el ser humano a partir de hueso, asta y marfil y
requieren la intervención de un artesano especializado debido a la
importante técnica que requiere su fabricación, y por otro lado
aquellos objetos recogidos en la propia naturaleza y que apenas
necesitan ser manipulados para convertirse en adornos como las
conchas, los dientes de animales cazados o las perlas. Esta
diferencia podría ser un indicio del papel diferencial jugado por
unos y otros objetos dentro de las sociedades paleolíticas. Otra
característica debió ser su ligereza y su fácil manejo debido a
que iban colgados en el cuerpo, ya fuese por medio de pequeñas
perforaciones o bien sujetados con ligamentos de animales.
En su mayoría los
adornos conservados están fabricados utilizando como soporte los
dientes de animales. En este sentido, destaca la selección de tres
especies concretas, en primer lugar los caninos atrofiados de
cérvidos, los incisivos de bovinos y los caninos de los zorros. Esto
no es óbice para que no existan ejemplares singulares de otros
animales como los caballos, los renos o la cabra montés, que en
algunos yacimientos son los más frecuentes. Es tentador pensar que
la elección del soporte está relacionada con los animales cazados,
hecho éste que no se corresponde con el registro arqueológico de
los yacimientos, donde el porcentaje de piezas cazadas no esta en
relación con el material empleado en la fabricación de los adornos.
Además del registro
arqueológico de estos objetos en sí, el arte figurativo nos permite
otro pequeño acercamiento a los adornos personales paleolítico.
Concretamente, los grabados de la cueva francesa de La Marche (más información aquí), cuyo
conjunto de retratos personales de individuos nos permite observar
como el uso de sombreros y tocados era bastante habitual. Lo mismo
ocurre con las famosas estatuillas femeninas de Europa del este
principalmente, conocidas con el sobrenombre de “Venus”.
El auriñaciense, un
mundo de comunicaciones
Resulta altamente
significativo que la generalización de estos adornos personales
coincida con la explosión simbólica asociada al arte paleolítico
durante el Auriñaciense, si bien ya se conocían este tipo de
objetos tanto en las poblaciones de HAM como en las culturas de
transición del Paleolítico medio al superior asociadas a neandertal
como el Chatelperroniense. De esta forma estaríamos ante las
primeras pruebas de abstracción generalizada del ser humano. El
Auriñaciense se configura como un mundo basado en la comunicación
simbólica, en donde tanto el arte rupestre como los adornos
trasmitirían el nuevo mundo ideológico, actuando como cohesionador
social. Las bases de esta nueva cultura son comunes a todos los
yacimientos de Europa, pudiéndose rastrear rasgos muy similares en
casi todos los yacimientos. La presencia de adornos que utilizan como
soporte conchas marinas en yacimientos alejados de la costa permite
establecer relaciones de intercambio entre poblaciones muy alejadas,
hecho que por si solo habla de la importancia otorgada por estas
sociedades a los adornos.
Hola Iván.
ResponderEliminarBuen artículo, expresas muy bien lo que pudieron representar los adornos en el mundo paleolítico. A estas consideraciones creo que hay que añadir algunas cuestiones desde la Arqueología cognitiva. Lo primero sería intentar comprender por qué en el inicio del paleolítico superior se produce de una forma generalizada y permanente la creación de adornos personales, pues que razones existen para que no se desarrollasen con estas características con anterioridad. El Homo sapiens ya existía desde hacia 100.000 años ¿Qué tuvo que pasar para este cambio conductual? Es la famosa paradoja del sapiens que tan bien expone Renfrew. Como bien expones, los adornes responden a la necesidad de recalcar las diferencias personales y sociales de los humanos del periodo. Pero estas diferencias no existieron siempre, habría que crearlas y eso llevaba mucho tiempo, pues habría que crear las condiciones necesarias prácticamente de la nada.
La siguiente pregunta sería ¿cuáles fueron estas condiciones necesarias para crear la necesidad de elaborar elementos diferenciadores humanos? Es decir, que tuvo que pasar para que se produjera el desarrollo cognitivo necesario para necesitas a los adornos.
Varias son las respuestas y todas ellas actuarían en íntima relación, puedo destacar: el aumento poblacional consecuencia de los avances tecnológicos y sociales, la elaboración de un lenguaje cada vez mas complejo y con mayores conceptos abstractos (tiempo, espacio, individualidad, etc.), las mayores relaciones sociales entre grupos humanos (incluso entre humanos modernos y neandertales, pues sus diferencias físicas recalcarían las particularidades del grupo humano), la paulatina diferenciación laboral, pues en grupos grandes todos no pueden o deben saber hacer de todo, en fin todas aquellas cosas que enriquecen lo que el famoso neurocientífico Antonio Damasio denomina como autoconciencia biográfica, la cual expresada en la complejidad del lenguaje forman las estructuras principales para elaborar la autoconciencia humana, la cual, requiere de los adornos para expresarse.
Un cordial saludo de
Ángel Rivera
Muy interesante tu comentario, creo que completa el artículo. En relación con lo que comentas tb haría una pregunta: tenemos durante los 100.000 años anteriores a dos poblaciones humanas con comportamientos básicamente similares, HN y HAM, ¿por qué los HN sólo dejan indicios de ese mundo simbólico (chatelperroniense y demás culturas de transición) sin llegar ni con mucho al nivel del auriñaciense?. Podemos pensar y responder que lo q esconde es un desarrollo cognitivo menor. Y para explicar este, me valen algunas de las razones que das en tu último párrafo, como por ejemplo una mayor población en HAM q en HN, que provocase una mayor necesidad cognitiva, pero me resulta insuficiente. No sé si los motivos "sociales" son suficientes o si en las poblaciones HAM se produjo alguna mutación genética que permitió la generalización del salto cualitativo que suponen los adornos, que como sabemos de sobra en parte manejan tb HN.
ResponderEliminarLos cambio mutacionales siempre han servido como última solución ante un problema que no puede explicarse. Su producción actualmente no puede demostrarse, pero si hay otras causa conocidas que pueden explicar el proceso con mayor claridad. El problema dentro de la arqueología que se necesitan conocimientos interdisciplinares para su estudio, lo que complica la cosa.`
ResponderEliminarEl problema es si las capacidades cognitivas de los HAM y HN eran o no las mismas, pues si eran diferentes su desarrollo sería igualmente diferentes. Siempre se hable del desarrollo de las capacidades adquiridas por la evolución. Hay que tener en cuenta que las dos poblaciones tienen un antecedente biológico común de unos 500.000 años de antigüedad, el cual tendría ciertas capacidades cognitivas desconocidas, pero que no podrían ser las que el HAM mostró desde su aparición. Estas dos poblaciones tuvieron evoluciones paralelas, aisladas y en algún sentido diferentes. El hecho de que hubo cierto cruce entre ellas sólo indica que su hibridación era más o menos viable, recogiendo rasgos de unos y de otros lo que desconocemos en absoluto. Se dice que pertenecían a una misma especie, lo que indica cierto desconocimiento del concepto biológico de especie. Por ejemplo y salvando todas las distancias, los leones y tigres pueden cruzarse y sus descendientes tiene una mezcla de caracteres, pero nunca podemos decir que los tigres y los leones son de la misma especie.
Mi opinión es que la evolución de las dos poblaciones fue parecida pero no igual, teniendo cada grupo unas capacidades cognitivas (racionales y emocionales) diferentes en diverso grado de posibilidad de desarrollo, lo que hay que intentar estudiar. La Arqueología creo que apoya estas conclusiones aunque no gusten a muchos.
No puedo estar de acuerdo con tu último comentario. Si partimos de la definición biológica de especie: individuos que pueden procrear entre si y tener descendencia viable y fértil, hemos de admitir que pertenecen a la misma especie. Sabemos del 4% de carga genética neandertal presente en poblaciones actuales, lo que indica uniones sexuales naturales (aspecto importante) con descendencia fértil.
ResponderEliminarEl caso de los leones y tigres que expones más que servir de apoyo a la tesis de que HN y HAM no son la misma especie, ocurre al contrario, lo reafirma.
Me explico: el cruce entre leones y tigres no se da nunca en la naturaleza, es por tanto artificial, obra del hombre. Su descendencia no suele ser viable, es decir, sufren todo tipo de problemas a lo largo de su vida, muriendo en muchos casos sin un desarrollo normal. Por último, esa descendencia no es fértil, no pueden crearse poblaciones de híbridos que produzcan nuevas generaciones.
Estas circunstancias les separa como especie incluso más que en el caso burro-caballo.
Estas circunstancias no concurren en el caso del cruce HN-HAM, son cruces naturales, sus poblaciones son viables y además tienen descendencia fértil. Además comparten muchos aspectos de comportamiento social y adaptación a diversos medios.
Es cierto que existe entre ambas poblaciones una deriva genética de 500.000 años pero no es suficiente para clasificar a ambas poblaciones como especies diferentes, siguiendo el concepto biológico de especie. Tb es más que posible que como bien señalas esos 500.000 produjesen algunas diferencias cognitivas.
Efectivamente la definición de especie o taxón más aceptada corresponde a un concepto biológico que especifica su contenido, como es la capacidad de reproducción o descendencia fértil entre elementos observables de similar anatomía. Lo que dice es cierto, pero no dice toda la verdad. Cuando se estudio biología evolutiva hay que matizar algo definiciones tan taxativas, muy útiles pero con ciertas matizaciones. Así, lo expresa Emiliano Aguirre en su discurso del acto de recepción a la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Aguirre, 2000: 35):
ResponderEliminarLa aceptación de la idea de especie como un hecho real y constante más que como un concepto abstracto, pues en realidad corresponde a un proceso clasificatorio existente en la estructura académica vigente, siendo usado para una mejor exposición doctrinal de la realidad viviente y fósil.
Un taxón no es el ser viviente que pretendemos conocer – y que representa realmente nuestro fósil-: los taxones son entidades abstractas, producto de una operación racional, término de un lenguaje técnico.
Lo que quise decir es que la hibridación de dos entidades biológicas sólo indica la realización de tal cruce, pero que no tienen por qué ser iguales y pertenecer a una misma especie (concepto un tanto abstracto que se limita sólo a la descendencia fértil), solo es necesario que sea posible la fecundación, gestación y que pueda sobrevivir a los mecanismos de la selección natural, siendo una mezcla de sus progenitores, con los que tendría ciertas diferencias somáticas y cognitivas.
La biología moderna es mucho más compleja de lo que se piensa, existiendo criterios (evolutivos, paleontológicos, clasificatorios, etc.) muy difundidos pero que hay que matizar, lo que es complejo y arduo pues significa estudiar cosas que la mayoría de las veces no tienen aparentemente interés para nosotros (al menos eso creemos).