Un aspecto importante en el análisis del arte rupestre es la unidad técnica observada a lo largo de todo el periodo de producción de representaciones gráficas del Paleolítico superior. No existen innovaciones destacables, manteniéndose con pequeños matices tanto en el espacio (en todos los territorios con manifestaciones rupestres) como en el tiempo (todos los tecnocomplejos en que dividimos el Paleolítico superior).
Una primera clasificación de las técnicas empleadas en el arte rupestre nos permite clasificarlas en base a la relación que se establece entre la representación gráfica y el impacto que su ejecución produce en el propio soporte. De esta manera podemos hablar de técnicas adictívas, sustractivas y modificantes.
La técnica adictivas se emplearían en las representaciones pintadas o dibujadas y se definen como es fácilmente imaginable porque su ejecución supone la adición de materiales al soporte. Esos materiales fundamentalmente son los pigmentos (ocre, manganeso, carbón...).
Dentro de estas técnicas es sencillo diferenciar diversos tipos de trazo en la ejecución de las representaciones. Uno bastante singular es el punteado o tamponado, que consiste en la realización de puntos sucesivos que pueden estar en unión entre ellos o no, esto nos permitirá diferenciar la técnica del tamponado entre un tamponado discontinuo o yuxtapuesto. Ejemplos del primero se localizan en las cuevas cántabras de La Pondra, El Arco o Covalanas (Fig. 1), recientemente declarada Patrimonio de la Humanidad, cuyas ciervas quizá sean el ejemplo más célebre de este tipo de trazo, y en la vasca de Arenaza. Para implementar esta técnica el ser humano paleolítico se vale de los dedos, de alguna herramienta (puede ser de hueso) o por el soplado de un aerógrafo (de diversos materiales) como es el caso del cápidro representado en el techo de la cueva de Pech-Merle (Francia).
Calco ciervas. Cueva de Covalanas (Cantabria). Observad diferentes matices en la técnica empleada, el tamponado. Técnica adictiva q consiste crear las figuras a base de puntos. Puede ser yuxtapuesto o discontinuo como observamos según la zona del cuerpo (Moure et al., 1990).
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En ocasiones esta técnica del tamponado se utiliza más allá del trazo del contorno y sirve para acondicionar las partes interiores como es el caso del bisonte de Marsoulas (Francia) (Fig. 2).
Fig. 2. Cueva de Marsoulas (Francia), técnica del tamponado en el interior del cuerpo. Foto: Dominio Público.
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Por otro lado tenemos el trazo único, simple o continuo, este pasa por ser el trazo más comúnmente empleado por los seres humanos del Paleolítico superior en sus representaciones gráficas, como resulta evidente ya desde su propio nombre consiste en la ejecución de un solo trazo para llevar a cabo las figuras. Es usado principalmente en las líneas de contorno, de despiece...Encontramos numerosos ejemplos como en Altamira, Ekain (Euskadi), Las Chimeneas (Cantabria), por citar sólo algunos ejemplos de las cuevas más carismáticas.
Por último hemos de hablar del trazo caligráfico que básicamente consiste en la realización de diversos trazos dentro de un mismo motivo, dotándolos de diferentes grosores con el fin de proporcionar volumén a las diferentes representaciones gráficas. Tenemos trazo caligráfico en Niaux (Francia), El Castillo o La Pasiega entre otras muchos ejemplos.
Evidentemente el primer paso para la ejecución de las representaciones pictóricas es la obtención de los materiales técnicos indispensables para la ejecución del trabajo, entre ellos los pigmentos. Dentro de la paleta paleolítica existen dos colores básicos, el rojo y el negro, los cuales son implementados en diferentes tonalidades. Tanto el blanco (una mano de Gargas) como el amarillo (Chauvet, El Castillo y Lascaux) son usados de forma residual. Los pigmentos evidentemente son de origen natural, se obtienen a partir de materiales orgánicos e inorgánicos: el negro pueden provenir del óxido de manganeso, también de diferentes carbones de origen vegetal (siendo éste el más abundante) y animal. Se aprovechan los restos óseos quemados. Para el rojo y el amarillo la fuente fundamental será el óxido de hierro y los ocres minerales. Además, la pigmentación final aplicada sobre el sustrato rocoso incluía elementos aglutinantes como la grasa animal, plasma sanguíneo, productos vegetales o el agua, que eran utilizados como potenciadores de la capacidad adhesiva del pigmento.
En ocasiones la pigmentación podía ser aplicada en seco, trasladando los fragmentos de carbón vegetal, hueso o madera o bien los fragmentos de ocre por encima de la superficie rocosa. En los yacimientos con representaciones pictóricas podemos detectar diversos modos de aplicación de las pinturas sobre la roca. Se puede extender la pintura directamente aprovechando espátulas de hueso, diversos pinceles fabricados en forma diversa como machacando ramas o aprovechando trozos de pieles, con los propios dedos de la mano o utilizando aerógrafos...
Las técnicas sustractivas son aquellas que erosionan y eliminan parte del soporte, concretamente el grabado y el relieve. Los grabados al igual que las pinturas se localizan tanto en techos, paredes y suelos de los yacimientos. Normalmente se ejecuta con herramientas líticas, especialmente útiles y lascas, pero existen ejemplos en los que se han utilizado herramientas óseas, de manera o incluso los propios dedos. El grabado suele ser utilizado para contornear el perfil de las figuras, siendo en ocasiones también utilizado para la decoración interior.
Se definen diferentes tipos de grabados. Grabados simples y únicos: es un tipo de grabado principalmente atribuible a la etapas iniciales del Paleolítico superior y se localiza en superficies rocosas muy duras. Una variante del anterior es el grabado simple y múltiple consistente en varios trazos cortos y paralelos, poco profundos, muy utilizado en la configuración del contorno de animales durante las fases avanzadas del Paleolítico superior (Solutrense y Magdaleniense). El grabado por estriado se utiliza para decorar partes interiores de los animales, consiste en un haz de trazos indistinguibles entre sí. Este tipo de decoración es característica de las cuevas de la Cornisa Cantábrica durante el Magdaleniense, donde se observan ciervas con esta decoración en el pecho y la mandíbula. El grabado por raspado consiste en tratar las superficies mediante el raspado o frotación con el objeto de conseguir diferentes tonalidades.
Los grabados también se pueden clasificar en función de su amplitud. Esta depende de varios factores, en primer lugar será de importancia en soporte, su dureza intrínseca combinada con el gesto, la herramienta empleada y la fuerza aplicada determinará si el grabado es profundo o superficial.
Otros tipos de grabado responden, a la clasificación dependiendo de forma. Los grabados en V y en U son los más habituales durante el paleolítico. El piqueteado o desconchado es una modalidad de grabado consistente en trazar contornos a base de golpes que eliminan el soporte en función de su violencia, formando pequeñas cazoletas. Es una técnica muy empleada en yacimientos al aire libre como Domingo García, Siega Verde o Foz Coa y en alguna cueva como Venta La Perra (Cantabria). Por último tenemos la técnica conocida como macarronis o trazo digital, consistente en el deslizamiento de los dedos sobre superficies blandas. Es una técnica bastante empleada sobre todo para la realización de signos. En el apartado figurativo quizás las obras más relevante séan la lechuza y el équido de Chauvet. Caben destacar también los trazos digitales de la cueva de La Lora o La Clotilde (Cantabria) (Fig. 2).
Fig. 2. Técnica del trazo digital o macarroni. Cueva La Lora o La Clotilde (Cantabria): uro.
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Durante el Paleolítico superior no es posible hablar con rotundidad del desarrollo de esculturas propiamente dichas en el arte parietal. No obstante podemos considerar como una aproximación a estas las técnicas de relieve. Éstas son muchas veces combinadas con el aprovechamiento de las formas naturales de la roca como en el hombre-bisonte de la cueva de El Castillo (Cantabria). La técnica de relieve consiste en erosionar parte de la roca quedando resaltada la figura del que se quiere representar y dependiendo del grado erosión de la roca respecto a la figura “elevada” hablamos de bajorrelieve, semirrelieve, altorrelieve o bulto redondo. Nos encontramos con bajorrelieves en cuevas francesas como el salmón de Abri du Poisson o el mamut de Saint Front. Una variante del relieve será el modelado en arcilla cuyo máximo y esplendoroso ejemplo son los bisontes de la cueva de Tuc-D´Audoubert (Francia) o el oso de Montespan (Francia).
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