Dentro del conjunto de
más de 70 cuevas del complejo kárstico de Toriano (Liguaria) se
encuentra la cueva de La Basura (que en la lengua ligur significa
“bruja”), la cual fue descubierta al menos en su desarrollo
completo en el año 1950. Este yacimiento cuenta en su registro
arqueológico con depósitos del Paleolítico medio (musteriense) y
superior principalmente, pero quizás lo más llamativo de la cueva
sea la preservación de las huellas de dos individuos de época
epigravetiense así como una sala interior donde se conservan pellas
de barro adheridas al techo y las paredes de dicha sala.
A lo largo de un pequeño
recorrido dentro de la cueva quedaron impresionadas en el suelo las
siluetas o huellas de los pies de dos individuos. A partir de las
dimensiones de las diferentes huellas se ha podido determinar el
número de individuos que caminaban, pero también su estudio
permitió realizar una estimación aproximativa de la talla de ambos
en función de las medidas tomadas. Las pisadas de 0,27 cm
corresponderían a un individuo adulto, mientras que las de 0,22 cm
se ha interpretado como de individuo infantil. La estimación de la
altura del primero rondaría en 1,65 m, por el 1,32 m del niño.
Huella de pie de Cueva de la Bruja |
En un primer momento
fueron asignadas a HN con una datación entre 50.000 y 70.000 B.P.,
sin embargo el desarrollo de los métodos de datación han permitido
obtener recientemente fechas mucho más fiables. Para ello se utilizó
el C14 datando un carbón recogido en la misma sala por lo que es una
datación indirecta y deja alguna duda de su relación con las
pisadas. El resultado arrojó una fecha de 12.330±80
B.P. El otro método empleado es el de las series de
uranio-torio a partir de una muestra obtenida de la fina capa de
caliza que recubre las huellas. Al no datar de forma directa las
improntas el resultado arrojado se debe interpretar como una fecha
mínima en que se produjeron las nombradas pisadas: 14.300 B.P (magdaleniense).
Además de las pisadas fósiles, también han quedado fosilizadas las
manos y las rodillas de ambos individuos.
Otro aspecto singular de
la cueva es la presencia de pellas de barro en el techo y paredes de
la sala, lanzadas después de ser recogidas del mismo suelo de la
caverna. Los investigadores de la cueva interpretan que las formas
naturales de las rocas a la luz móvil de antorchas y lámparas se
asemejan a animales y las pellas de barro serían el testigo último
de un ritual de iniciación de los jóvenes cazadores. Interpretación
más que dudosa, llena de subjetivismo y como suele pasar para
explicar aspectos para los que no se tienen pruebas de peso,
despreciando otros aspectos como los lúdicos. No existe más pruebas
de esa interpretación que de otras como que las pellas adheridas
fuesen resultado de los simples juegos de niños tirándolas contra
la pared.
La documentación de
pisadas de homínidos durante el Paleolítico no es abundante pero se
tienen unos cuantos ejemplos que incluso se remontan a las etapas
pre-homo. Las más famosas son las huellas de Laetoli (Tanzania, 3,6
m.a.), asociadas a Australopithecus afarensis, ya en el Paleolítico
superior quizás sea inevitable citar las pisadas de la cueva de Chauvet. Otros ejemplos son las huellas de Lleret (Kenia), asociadas
a Homo ergaster y datadas en 1,5 m.a. (Paleolítico inferior) y que
muestra ya la forma de un pie bastante moderno. En España en 2001 se
descubrieron en cueva Tempranas (Llanes) varias huellas del
Paleolítico superior.
Huella de Leret (Kenia) |
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